Director de la película MI PASION POR DAVID
El cineasta colombiano Ivan Zuluaga se encuentra en Barcelona con motivo de la presentación en España de la película Mi pasión por David, que, según nos dice el productor Orlando Navas, por cuestiones de estrategia comercial se estrena en nuestra ciudad antes que en su País de origen.
El director nos concede amablemente una entrevista que es casi una exclusiva, en donde nos explica algunos avatares sociales de esa región que amplían la perspectiva para entender el drama que se expone en el film.
Pepe Méndez.- Hola Ivan, Mi pasión por David es una historia muy intensa, que está entre el drama pasional íntimo y el reflejo social y cultural de un país, ¿Qué te impulsó hacer esta película?
Ivan Zuluaga.- Yo, en principio quería hacer una película de humor negro, una tragicomedia o algo así, pero como nosotros estamos en el país que estamos, pensé que era una irresponsabilidad muy grande hacerla solo en esa forma, y sin acabar del todo lo que estaba planteado al principio eso quedó siendo una parte muy reducida del planteamiento inicial, y pensé que tenía que ser responsable del esfuerzo personal y económico que significaba hacer una película, así que me planteé que esa historia tenía que ser un reflejo de la realidad social de mi País, o al menos, que la gente pudiera reflexionar sobre esa realidad. La historia está situada en una zona que yo conocía muy bien porque había pasado temporadas de vacaciones y en donde estuve en momentos muy álgidos de mi vida, y que está muy cercana a donde se originaron los grandes conflictos de guerrillas que nos ha sumido en mas de cincuenta años de guerra, pero que en estos momentos estamos a punto de superar, así que me trasladé a ese lugar para recopilar datos, experiencias y hechos de lo que había pasado para integrarlos en el guion que yo tenía.
P. M.- ¿Quieres decir que parte de lo que expone en el film es historia, o sigue siendo la realidad del País?
Ivan Zuluaga.- Todavía sí lo es. Estamos en proceso de solucionar los conflictos. Hay firmados acuerdos muy positivos, pero todavía hay una fuerza telúrica que está haciendo que haya mucho choque. Colombia, en este momento está muy dividida y, entonces, la película le da mucha vigencia a ese hecho, porque todavía no hemos salido del embrollo aunque estamos luchando para ello, y creo que este es el momento clave para mostrarlo.
P. M.- Bueno, en la película se muestra un amor terrenal pasional, pero también una problemática moral y social, así como también,
simbólicamente, una cosmovisión variada del País.-
Ivan Zuluaga.- Claro; aparte del drama pasional se integran muchos factores, como la violencia interna, la guerrilla, el problema de la droga, en fin, todo eso hace hace que la sociedad funcione como funciona, y que esa historia pueda contarse y
Ser verosímil. La protagonista encarna a
una mujer que es una alegoría de lo que nosotros hemos hecho con Colombia.
P. M.- …Y la familia es la sociedad colombiana.-
Ivan Zuluaga.- Claro, ahí están todos los factores importantes de esa realidad.
P. M.- Para escribir el guion ¿te inspiraste en personas reales que conocieras, estudios periodísticos o libros?
I. Z.- Como te contaba, me fui al pueblo donde pasé parte de mi niñez, para averiguar a través de la gente las historias de la zona, hablar personalmente con ellos y me las contasen. Así fue como a través de ellos sirvió para hilvanar la historia. Tuvimos largas conversaciones con la gente y lecturas de guion con ellos. Fue todo muy directo sobre la zona. Por eso la película se rodó allá, en el pueblo. Incluso lo que hay de Bogotá lo construimos allá. El elenco estuvo todo el tiempo en el pueblo. Los actores, cuando no actuaban, estaban trabajando con la escuela, con los niños, haciendo foros de cine y otras cosas. A su vez, el pueblo no solamente se involucró con la película, sino que entendió que era su historia y, aunque les parecía duro verse reflejados, todos querían estar. Eso fue maravilloso. A veces, en el rodaje, los actores sugerían cambiar diálogos o actuaciones a raíz de las conversaciones con los personajes reales para representar mejor a los auténticos en los que me había inspirado.
P. M.- ¿Así que, la historia definitiva evolucionaba según el contacto de los actores con la gente del pueblo?
Ivan Zuluaga.- Las sugerencias de los actores aportaron mucho a la película, fue muy positivo, tuvimos muchas conversaciones para cambiar cosas y darle la máxima credibilidad a cada uno de los personajes.
P. M.-En el reparto hay un actor y una actriz españoles, Silvia Marsó y Alejandro Rodriguez.
Ivan Z.- Sí, la de Alejandro es una historia maravillosa, porque él llegó al casting con muchas pretensiones hablando español, pero el productor le dijo que ese personaje no podía hablar español nunca, y entonces se marchó, pero el tipo muy hábil estuvo cuatro días practicando el acento colombiano, así que al cuarto día llamó al productor hablándole tan bien el español-colombiano que el productor no sabía con quien estaba hablando y consiguió el papel, en una dura competencia con otros actores colombianos de reconocido prestigio.
P. M.- Esos actores, especialmente el personaje femenino que interpreta Silvia Marsó ¿Tienen algún significado simbólico en relación de España con Colombia?
Ivan Zuluaga.-Claro que sí. Hace algunos años que conocí a un personaje así. Llegó al pueblo -evidentemente no era el pueblo sino Bogotá- pero yo la situé en el pueblo. Era una señora con cierto glamour, venida de España, que echaba las cartas y que vivía de todo el mundo, y me pregunté ¿que hacia una española así, allí. De que huía? ¿Qué historia encerraba? Lo cierto es que hubo algunas mujeres que se sintieron atraídas por ella, enamoradas, no eróticamente sino por su encanto, porque la veían dulce, la llevaron a sus casas y fueron embaucadas por su imagen y de pronto desapareció. Si, hay un simbolismo en ella.
P.M.- ¿Crees que Mi pasión por david puede interesar a un público joven en tu país?
Ivan Zuluaga.-Bueno, en la película hay personajes que son jóvenes y que el público puede identificarse con ellos porque tienen experiencias parecidas a las que ellos pueden haber vivido. Jóvenes que se hayan metido en movimientos de izquierda y que hayan terminado en la guerrilla o alguna relación con ella, o que hayan sufrido las duras consecuencias y la desilusión de estos últimos años, porque últimamente la guerrilla ya no luchaba por el poder político, sino por el dinero, y eso era muy duro reconocerlo. Así que mucha gente se fue con ilusión y han venido bastante rotos y sin esperanzas de recomponer sus vidas. Otros se verán en el problema de la droga, y por último, un tema muy interesante es que hay muchos jóvenes que no quieren salir de sus casas porque sienten miedo del mundo que les espera fuera, así que, confiamos que pueda interesar a un público joven.
De todas formas, antes de estrenarla en Barcelona hemos hecho pruebas de proyectar siete minutos para ver la reacción del público y, una vez pasado ese tiempo todos nos piden que se la pasemos completa. Creemos que ese es un buen síntoma.
P. M. ¿Tiene la intención de ser una película de denuncia?
Ivan Zuluaga.- No. La intención que yo tuve siempre fue “simplemente mostrar”. Por eso me cuidé de dos cosas -aunque no se si lo logré- como la historia es un poco melodramática y los actores sentían mucha energía porque las cosas que les pasan son muy fuertes, pues me cuidé de ir apagando, apagando, para que no se desbordara el drama, y por otra parte no tratar de imponer nada de lo que yo pienso, sino más bien tratar de mostrar las cosas como sucedieron. Yo no tengo más intención que esa. Decir que es histórica…pues, tiene mucho que ver con la historia, de esa región, y decir que es política, pues no me gustaría, porque esa no fue mi pretensión ni me considero con el nivel para producir un documento de ese tipo.
P. M.- ¿Crees que en las ciudades van a entender ese ambiente de drama rural mezclado con el fuerte componente moral religioso?
Ivan Zuluaga.- En Colombia, sí. Aquí, según la respuesta a raíz del estreno parece que también. A todo el mundo le parece dura pero gustó mucho el final, que es bastante trasgresor. Ahora bien, en el manejo de la historia hay cosas que son trasgresoras y que a lo mejor a los jóvenes no les gusta. ¿Que eso vaya a pasar? No sé. Porque la realidad es que ese mundo del pueblo se traslada a ese apartamento de la ciudad. Tampoco teníamos tiempo de situarnos en otro lugar que no fuese centrarnos en los personajes y su entorno, pero Colombia es un País que básicamente lo que no se ha solucionado es el problema en el campo. Seguimos teniendo unos grandes terratenientes que siempre ha querido las tierras y las han conseguido a cualquier precio y han mantenido los pueblos alejados sin suficientes carreteras. Es una forma que han tenido de romper el desarrollo. Lo que se muestra en la película yo creo que si lo van a entender en cualquier lugar.
P. M.- En la película se muestran fuertes antagonismos familiares, sobre todo debido a la religión y la represión por algunos prejuicios morales, pero los choques son como una explosión pasional ¿Es ese el reflejo actual de la sociedad?
Ivan Zuluaga.- Somos así. Yo considero que es importante mostrarnos como somos. Sí, somos muy pasionales y muy viscerales. Yo digo que llevamos violencia y sangre en la piel. Es un país que con todos los problemas tan duros que hay, en las encuestas que nos hacen a nivel mundial para saber el grado de nuestra felicidad, resulta que cada año salimos como uno de los países mas felices del mundo. Siempre entre los tres primeros. Somos sobrevivientes. Es fácil encontrar personas que tienen unas historias tremendas, que aquí se verían como tragedias y allí parece que no pasa nada. Yo mismo lo he vivido en mi familia y seguimos adelante. Sí, los colombianos somos sobrevivientes.
P. M.-En la película la religión queda retratada como un poder de mucha influencia sobre el comportamiento ciudadano, sobre todo en los pueblos. ¿En la actualidad sigue siendo asÍ, en general, o solo en las zonas rurales?
I. Z.- A pesar de que la religión católica está perdiendo prestigio en el mundo, su influencia en los comportamientos del ciudadano en Colombia sigue siendo como se muestra en la película. Lo que sucede es que en esta historia la relación del sacerdote con su hermana tiene otros motivos más para deshacer toda la historia de su hermana. Eso pasa mucho en el seno de la iglesia, y yo quería mostrarlo. Yo soy católico, voy a la iglesia con mi familia, pero no creo que ellos vayan a molestarse porque yo ponga eso en la película. Porque yo estoy mostrando la verdad.
P. M.- Como ya te comenté a la salida de la proyección, esa narración que tu cuentas de una manera tan visceral me ha parecido que está dentro del estilo del “drama pasional lorquiano” que, en principio puede parecer excesivo, queda justificado porque me dices que la sociedad colombiana, por naturaleza, es así.
I. Z.-Sí, nuestra historia ha sido eso, y como ejemplo tenemos a un personaje mafioso, Pablo Escobar, que entre las muchas cosas que hizo fue poner una bomba en un edificio y matar a mil personas. Nuestra historia está llena de cosas así.
P. M. ¡Terrible! Pero bueno, eso no forma parte de la película.
I. Z.- No, claro. Pero sí de nuestra historia
P. M.- Para terminar, unas breves preguntas personales ¿Por qué haces cine?
I. Z.-Porque me apasiona. Mi historia con el cine es como la de muchos, yo de niño vivía en una ciudad pequeña y, el cine era una novedad tan grande que…lo absorbía todo.
P. M.- ¿Cuál es tu género preferido?
I. Z.- La tragicomedia, pero todos los géneros me apasionan.
P. M.- ¿Qué piensas del cine actual?
I. Z.- A mí me parece que el cine ha llegado a unas cotas de desarrollo infinitas. Es increíble ver películas tan bien hechas y con historias tan elaboradas, con estructuras tan bien realizadas técnicamente. En estos momentos ser director de cine es aterrador, porque el nivel al que se ha llegado de perfección, no solo a nivel técnico o de propuesta artística, sino de pasión por lo que se hace, con unos resultados tan espectaculares que llegado a ese punto, uno dice ¡Bueno, yo simplemente voy a hacer, hasta donde alcance!
Pepe Mendez