«De quijotes y semillas» el largometraje codirigido por Patxi Uriz y Jordi Matas ha sido el ganador de dos Biznagas en la 24 edición del Festival de cine de Málaga: la Biznaga de Plata a Mejor Largometraje y Premio del Público en la sección Cinema Cocina.

Un documental que narra el viaje en una bicicleta muy particular, la verducleta, desde Tudela hasta Málaga. A lo largo de dicho documental podemos ver cómo habitantes de pequeños, pero encantadores pueblos, van cocinando, intercambiando semillas y experiencias con los protagonistas Santi Cordón y Alberto Marín con la intención de que la esencia de la tierra y esos pueblos perduren.

Una historia única, narrada con sencillez, la sencillez de sus protagonistas y esos quijotes que van dejando su legado, en especial, las mujeres, pues como dice el chef Santi Cordón ellas son las verdaderas transmisoras de la cocina: La cocina de las madres

Por su parte, el otro protagonista Alberto Marín, permacultor, destacó lo siguiente: «Necesitamos un cambio interno, acercarnos a la tierra. No hay que dejar que lo haga otro, la alimentación es cosa de todos y todos tenemos que tomar conciencia de ello. Ahora es un buen momento y ahora, gracias a que lo hacemos todos, el cambio es posible»

Patxi Uriz, uno de sus directores, ganador de un goya por el cortometraje «Hijos de la Tierra», cierra con este largo una trilogía; con»Hijos de la tierra» toca el tema de la medicina natural, con «Los últimos de la Mejana» toca el tema de la alimentación y la salud y con «De quijotes y semillas» trata el tema de la despoblación. Tras recibir los premios ha manisfestado su satisfacción porque el público coincida con el jurado te enorgullece más.

La película, sigue diciendo uno de sus directores, era un artefacto difícil de manejar. Es una road movie, una quijotada, ibamos a salto de mata, con poco tiempo, con una pandemia de por medio. Es didáctica, enseña la calidad humana de mucha gente.

Un documental que debe ser de obligada visualización en los institutos, sobre todo en los de la ciudad, porque la semilla empieza en nosotros y somos nosotros los adultos y docentes, los que podemos y debemos hacernos transmisores de estos valores.