EL COLMO DE LOS DESPROPÓSITOS

 Año: 2023

Duración: 158 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Ridley Scott

Guion: David Scarpa

Reparto: Joaquín Phoenix, Vanessa Kirby, Rupert Everett, Tahar Rahin, Ludiviny Sagnier.

Música: Martin Phipps

Fotografía: Dariusz Wolski

Coproducción:  Estados Unidos-Reino Unido; 

Crítica:

Ayer fui a ver Napoleón y salí indignado, porque no me creía que Ridley Scott fuese capaz de hacer una película no tan solo rematadamente mala y horrorosa como esta, sino llena de gazapos, inexactitudes e irreverencias regadas de mala uva y, parece que rencoroso con el personaje. Una pantomima de la historia, de la cual, según sus propias declaraciones, está orgulloso de no haber leído una sola página en la que basarse para contarnos su visión de Napoleón. ¿…? Confío en que el guionista David Scarpa no presuma de la misma ignorancia. Todo en la película es una burla sobre un personaje y esa parte de la historia que retrata, y que, por mucho que el Bonaparte le caiga mal al director, que como inglés que es, puede entenderse -y dejando aparte los millones de muertos por su causa- son irrefutables avances positivos que han llegado hasta nuestros días, abanderados con la innovadora Constitución de la época, llena de nuevos derechos para la ciudadanía, y cientos de decretos publicados entre 1801 y 1805, que promulgados bajo su mandato cambiaron el orden social, todo ello apoyado por la mayoría de intelectuales y gentes de la cultura que estaban por el cambio en las relaciones casi esclavistas de una gran parte de la ciudadanía. En oposición a ese nuevo orden los estados dominantes de tradición medieval que imperaban en ese momento en el continente se apresuraban a abrir frentes bélicos contra esos cambios, aunque los aires de la revolución se extendió, y forzaron, no tan solo a Europa sino a gran parte del mundo a entrar en la era moderna de una sociedad que  intentaba ser más igualitaria.

Por eso es difícilmente digerible creer que el personaje denigratorio, ensimismado, nada empático, bruto, soberbio y primitivo que nos presenta Scott en la película, encarnado por Joaquín Phoenix tenga algo que ver con el personaje real que existió, y más aún, que consiguiera unir a su causa a tantísima gente de diferentes niveles y estatus, y que muchos lo hicieran con esa gran admiración reverencial que consta, incluso, en los documentos escritos por sus enemigos. Parece ser que Napoleón no solo fue un gran estratega en las batallas que libró, pues según consta en los archivos académicos fue un alumno brillante en casi todo, especialmente en matemáticas, pero que se interesaba por otras materias, especialmente por el arte.

El tratamiento que ha hecho Ridley Scott del personaje lo entendería si lo hubiese planteado como una sátira estilo Monty Python, en donde toda recreación es válida en aras de la creatividad y el humor, pero nada de eso existe y, en cambio está claramente realizado como un espectáculo en donde se enlazan las batallas -la mayoría de ellas sin mucha coherencia- y algunos efectos casi gore, sin que sitúe al espectador en el curso de la contienda y su relación de fuerzas. También en eso -que es el fuerte del director- fracasa estrepitosamente, acompañado por un guion desastroso que en ningún momento coge orientación, si no fuese por unos pequeños rótulos que nos indican el año o el lugar.

En cuanto a la fotografía -otro de los aspectos que generalmente brillan en sus films- aquí se destaca precisamente por sus confusos claroscuros, falta de nitidez de imagen, y opacidad en los planos de movimiento de masas.

En el apartado de actores, es una pena ver en los créditos a tantos nombres importantes encarnando a personajes históricos, con actuaciones apenas testimoniales, cuando no desaparecidos o poco significativos. Pero el colmo del dolor es ver la penosa y equivocada actuación de Joaquín Phoenix en la piel de Napoleón. Se salva Vanessa Kirby en el papel de Josefina, que sin excesivo esfuerzo representa bien, aunque tampoco destaque por imprimir demasiados matices de carácter.

 Es difícil entender que un señor que empezó haciendo una obra de arte como “Los duelistas”, que a continuación nos maravilla con un film casi perfecto como “Alien, el octavo pasajero” y 3 años después nos sorprende con “Blade Runner”, una libre y genial adaptación de la novela futurista de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas? haya firmado un despropósito como este Napoleón. Un desprestigio para el director y unapérdida de tiempo con algo de vergüenza ajena para el espectador.

Pepe Méndez