(Solo la muerte nos hace ausentes)

Año:2025/ Duración: 90 min.
País: España
Dirección: Gracia Querejeta
Guion: Gracia Querejeta, María Ruiz. Novela: Rosa Montero
Reparto: Hugo silva, Megan Montaner, Miguel Rellan, Eva Ugarte, Ismael Martinez, Alvaro Rico, Chani Martín…
Música: Vanessa Garde
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Tornasol Media, Arlas PC, Trianera PC AIE
Sinopsis:
Pablo, un reconocido arquitecto de Madrid, se dirige a una ciudad del norte para dar unas conferencias, pero repentinamente decide bajarse del tren en la estación de un pequeño pueblo, comprarse un viejo piso y comenzar a vivir rompiendo todos los lazos de comunicación familiares y profesionales. En la empresa, alarmados, denuncian su desaparición, mientras en el pueblo, los vecinos y la policía intentan averiguar quién es el nuevo vecino y de que vive. Pablo conoce a Raluca, una mujer positiva, multi empleada, que le busca un trabajo de reponedor en un supermercado, pero la Guardia Civil sospecha que en el personaje se oculta algo más peligroso, y empiezan a investigar.
Crítica:
No dudamos que Gracia Querejeta haya puesto voluntad para convertir en una buena película lo que se planteaba en la interesante novela de Rosa Montero, pero no ha acertado con la tecla para lograr una obra redonda y trasladar a la pantalla la médula de lo que se planteaba en ella, resultado: encontramos demasiados elementos que conforman la obra cinematográfica que no consiguen tener un buen engranaje.
Sin duda nos ofrece algunos pequeños momentos fugaces, casi brillantes -sobre todo aquellos en los que aparece Miguel Rellan, también la buena recreación del personaje de Raluca, que interpreta Megan Montaner– pero el resto de película se convierte en una historia algo confusa que no te llegas a creer del todo, y que, desaprovecha centrarse en desarrollar algunos temas viscerales de una manera más convincente y profunda.
Ambigua la situación temporal y del contexto en el que se desarrolla la historia, y, la falta de información que precisan las relaciones familiares –causa-efecto– que harán explosionar el drama paterno filial como desencadenante de la toma de postura de Pablo, así que, queda todo como un cuento infantil algo terrorífico poco creíble, a pesar de que la película se empeñe en mostrarse narrativamente realista.
No se muestran las dotes interpretativas de Hugo Silva -que no dudamos que las tenga- como personaje algo atormentado por su situación- aunque puede que influya el que no fuese el actor idóneo para ese personaje. Eso sí, todos los demás desempeñan su papel con solvencia, imprimiendo carácter y entorno de cálida humanidad cada uno de ellos, para destacar en sus parcelas y darle algo más de amenidad y solidez a la historia. Esa es la parte que logra algo de cercanía con el espectador.
Pepe Méndez
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