COMIDA PARA CERDOS
Publicado por Isabel Capdevila , Historiadora de Arte.
Titulo original DÉLICIEUX
AÑO 2021
Duración 112 minutos
País Francia
Dirección ERIC BESNARD
Guion Éric Besnard y Nicolas Boukhrief
Reparto Grégory Gadebois, Isabelle Carré, Benjamin Lavernhe, Guillaume de Tonquedec, Christian Bouillette, Lorenzo Lefèvbre, Marie-Julie Baup, Laurent Bateau, Manon Combes, Félix Fournier.
Coproducción Francia – Bélgica
Haber crecido en un restaurante familiar teniendo un padre cocinero, gordo y de manos delicadas como el protagonista, y una madre bella e inteligente al frente del negocio, convierte el film DELICIOSO en un placer exquisito para mí. Durante los rótulos de inicio, las manos de Grégory Gadebois en primer plano creando el plato que da nombre a la película son todo amor, ligereza, seguridad y arte.
A partir de ese momento, la cámara se mueve trepidante por la cocina de un palacio del siglo XVIII propiedad del Duque de Chamfort (Benjamin Lavernhe), entre fogones, ruido, gente y acción. El Duque está orgulloso de los platos que prepara su cocinero jefe Pierre Manceron (Grégory Gadebois) y encuentra su cocina perfecta, sus recetas divinas, ingeniosas y un regalo para su paladar. Las disfruta junto a sus invitados hasta que un alto cargo de la Iglesia desaprueba el nuevo entrante: el Delicioso, preparado a base de patata y trufa. El Obispo humilla a Manceron y tacha su cocina de comida para cerdos, puesto que este plato ha sido elaborado con tubérculos. El Duque, ofendido, ordena a su cocinero que se excuse ante los invitados, pero se niega a hacerlo y abandona su trabajo en el castillo. Parte inmediatamente con su hijo y se retira a su granja familiar en la región de Cantal, donde cultiva la tierra y no quiere ni oír hablar de cocinar, hasta que una misteriosa mujer llega para ofrecerse como aprendiza.
Junto a ella y a su hijo, un joven que cree en el poder del pueblo al alba de la Revolución Francesa, convertirán su casa de postas, donde sólo se servía sopa a los viajeros para reponer fuerzas, en el primer restaurante de menú del mundo ( bueno, es un decir…) Lo que sí tiene de novedad es la democratización del placer del bien comer, simplificando las recetas y poniendo en valor los productos de la tierra.
A pesar de que el primer restaurante como ahora lo conocemos no se creó en provincias sino que se abrió en el Palais Royal de París, y que antes de la Revolución Francesa ya existían catorce restaurantes, es cierto que la gran cocina estaba reservada a la nobleza. Y también que las mujeres sólo podían preparar la sopa, todos los demás platos eran cocinados por hombres. En este sentido debemos agradecer al director Éric Besnard que tome partido por la democratización de la cocina también en los fogones.
De entrada, el último largometraje de Éric Besnard ( L’esprit de famille, Le goût des merveillles, ) habla, con un apasionado amor, de la comida, pero también aborda uno de los capítulos más importantes de la historia de Francia, la Revolución de 1789. Y todo ello en una película donde la pintura hace de maestra de ceremonias, donde cada plano, cada mesa llena de víveres, se muestra como un bodegón inspirado en grandes pintores como Chardin, Gustave Courbet y en los planos abiertos, reconocemos la luz de los cuadros de Vermeer. Su dirección de fotografía y su dirección artística son excepcionales, la luz es tratada como un personaje en sí misma y las escenas nocturnas son una fiesta en claroscuros.
Nada que objetar a esta fábula de época, a este cuento amable que tendrá el favor del público, con unas interpretaciones espléndidas y contenidas en una historia imposible que mezcla humor, amor y misterio. Todo sea por el placer de los sentidos!
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