DOS

LA NOCHE BOCA ARRIBA

Año: 2021

País: España

Guion: Cuca Canals, Christian Molina, Mike Hostench. Historia: Daniel Padró

Reparto: Pablo Derqui, Marina Gatell

Productora: Rodar y Rodar

Sinopsis:

Un hombre y una mujer se despiertan pegados por el abdomen. David y Sara no se conocen. Ambos están desnudos. Ambos rondan los 35 años. Están en un lugar que no reconocen. Tras el susto inicial, tratan de mantener la calma e intentar pensar por qué están ahí. No recuerdan nada. David sugiere la posibilidad de que hayan sido drogados y secuestrados.

Crítica:

Mar Targarona, después de su excelente película “El fotógrafo de Mauthausen” (2018) nos presenta “Dos” un inquietante y extraño film que podemos ver como un drama realista lleno de misterioo, un sueño (pesadilla) cargado de simbolismo y, aunque interesante, no nos deja hacer una lectura clara. A falta de eso, voy a exponer alguna (supuesta) teoría sobre la posible raíz de esa historia.

¡Cuantas imágenes vimos en nuestra infancia que quedaron marcadas como fuego, cuyo misterio no comprendíamos! Posteriormente, nuestro cerebro procesa esas imágenes, que en su momento nos habían impactado sobremanera y, ya de adultos, el subconsciente elabora historias extrañas relacionadas con ellas que, de alguna manera, cuando afloran en nuestro intelecto queremos llenar de contenidos lógicos, forjando teorías incomprensibles.

Viendo la película Dos podemos elucubrar sobre si darle un sentido simbólico y algo surrealista, o verla como una historia de venganza y celos, frente a la volatilidad ansiosa y frívola de la caprichosa concupiscencia que, cuando se combina con otro alguien puede resultar hermosamente irresistible sin más, pero también acarrear consecuencias inesperadas no siempre placenteras, como sucede en este film de Mar Targarona. Algún moralista podría decir que lo que le sucede a la pareja podría ser el pago por la “falta” cometida, pero en absoluto creemos que esa sea la intención de la directora al contarnos esta inquietante historia, aunque sí aparece una especie de castigador, sin que tengamos la seguridad de que sea una visión onírica o real.

Pero, quien castiga ¿es un ser material, un ser divino o, es el simbolismo implícito de nuestra propia conciencia (sus conciencias) que lo mismo que les ha unido crea su fatalidad?

Puede que sea como Adán y Eva cuando son arrojados del paraíso por saltarse las reglas y, al darse cuenta de su pecado se les despierta la conciencia de su desnudez y en él vean su desgracia.

Por otra parte ¿Qué nos quiere revelar la directora con esta película? ¿Qué la unión de la pareja es la perfecta y que la rotura de esa unión es la ruina, o que la ruptura de la pareja siempre crea un dolor? Eso podría ser real y una visión pesimista de las relaciones humanas. ¿O es la idea ingenua de que si no compartimos la vida en pareja lo seres vivos caminamos hacia el sufrimiento abocados hasta el precipicio de la muerte?

¿Quién nos ha hecho esto? se preguntan ambos sorprendidos al despertarse y verse pegados, o cosidos, después de haber pasado la noche juntos. La película es inquietante, pero su problema es que no nos lleva a ninguna parte. Se queda en el proyecto de algo interesante, pero con resultado incompleto o vacío.

Puede que la respuesta esté en las imágenes últimas, de seres reales, fotos fijas que reflejan algunos casos de fenómenos anómalos, producidos por la naturaleza a través de la historia, y que esas imágenes, a la directora le impactaran de niña, y ahora, han vuelto a ella en forma de película. Pero eso poco tiene que ver todo el proceso narrativo que hay entre la presentación del principio y el recorrido hasta el final, así como tampoco ha sabido dotar el drama de contenido suficiente argumentario para llegar a resultados que convenzan, ni desde el punto de vista de presentación de espectáculo, ni de sustancia dramatúrgica.

Considero justo destacar un buen trabajo actoral a cargo de Marina Gatell y Pablo Derqui, una buena fotografía y, hasta donde alcanza el interés de la historia un fluido y denso montaje que invita a algo mas que nunca llega. El resto queda en interesante anécdota.

Pepe Méndez