Carlos Hugo Aztarain //  En la 69a. edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid donde coincidieron nuevos creadores y también propuestas de cineastas consagrados con numerosos estilos y temáticas, el veterano realizador francés Alain Guiraude sedujo al jurado internacional con su film «Misericordia», mezcla de thriller rural y ejercicio cómico de anticlerical irreverencia, que remite al cine de Chabrol con carga irónica. El jurado integrado por Sofía Ecarchou; Aída Folch; Devica Girish; Ingmar Trost, y Luis López Carrasco destacó la inteligencia de esta película con un complejo equilibrio de géneros, creando su propio mundo, específico y extraño, sin perder de vista el mundo real. El realizador francés logró también el premio Miguel Delibes al mejor guión, basado en una novela propia. La Espiga de Plata fue ex-aequo para dos películas muy diferentes «Stranger Eyes», de Yeo Siew Hua, y «Polvo serán», de Carlos Marques-Marcet; la primera cuenta un relato contemporáneo sobre la vida sometida a la vigilancia en Singapur; y «Polvo serán» aborda con sensibilidad e incluso alegría el confrontamiento entre la mortalidad y la vida de una familia; sus protagonistas Ángela Molina y Alfredo Castro recibieron mención especial por sus interpretaciones. Mientras María Laura Wessmahr protagonista del film «Salve  María», de Mar Coll, ganó el premio a la mejor actriz. El galardón a la mejor interpretación masculina recayerón en los dos protagonistas de la película de Dan Johan Haugerud «Sex» Jan Gunnar Roise y Thorbjorn Harr. El ganador del premio al mejor director fue a manos de Guan Hu por «Black Dog», film que recibió además el premio a mejor fotografía, realizada por Weizhe Gao. El premio a la sección mas arriesgada, Alquimias, fue para «La parra», de Alberto Gracia «por guiarnos ciega y libremente por lugares cerrados e incómodos a través de dos personajes que eligen no responder». Mientras el galardón de la veterana sección Punto de Encuentro, fué pa «Holy Cow», de Louise Courvoisier, y premio especial Fundos, a «Familiar touch», de Sarah Friedland.