(El Arte efímero, el hombre y el cosmos)

España/ Año:2025/ Duración: 90 min.

Dirección y guionr: Oriol Cardús

Reparto: Quirze Codina

Música: Dani Trujillo

Fotografía: Daniel Losada

Compañías: Sin Parpadear

Género: Documental

Comentario:

El documental se centra básicamente en el seguimiento de Quirze Codina y a su compañera de vida, Alejandra Guillen en su viaje itinerante por distintas playas de España, Portugal y las Canarias, en las que el artista elaborará su obra artística efímera, que consiste en grandes diseños de “mandalas” dibujadas en la arena y que, pasadas unas horas, con la subida de las mareas serán borradad por el agua a golpe de olas, así que solo podrán contemplarse durante ese lapsus de tiempo. De ahí el título de la película “Entre mareas”.

  Es un viaje artístico y emocional a golpe de impulsos vitales en los que Codina recrea su inspiración y ha redescubierto la verdadera razón que da sentido visceral y místico a su vida. No le importa que su obra sea etérea y que solo queden unas imágenes grabadas en video o fotografía, pues ello no va restar importancia al gozo de plenitud que le produce cada una de sus creaciones, porque según sus propias palabras “dibujar en la arena es una pura necesidad”. Pero, nos podríamos preguntar ¿Cuál ha sido el motivo por el que un joven industrial cambie de chip y vuelque toda la energía en la rama de un arte efímero? El documental trata de comprender respuestas a esa toma de decisión y el sentido que para él tiene la realización de su obra.

Habrá que matizar que el mandala se entiende como un símbolo cósmico que desde la antigüedad se le veía como una representación del universo en su totalidad, sintonizando espiritualmente la conexión entre el centro y el exterior. El mandala ha estado presente como fuerza armónica en diversas tradiciones espirituales, con la idea de darle sentido al “ser” como ente y parte del ente global que conforma el universo.

La cámara sigue al artista en la preparación y elaboración de sus proyectos, siempre visto desde la perspectiva temporal del presente, estudiando los momentos favorables que le ofrece la naturaleza y, el pálpito de su estado de ánimo al enfrentarse, en un tiempo récord, a la realización de la obra así como la fuerza que siente recibir de ella una vez terminada, para seguir en armonía con las personas que le rodean y con las que comparte esa energía. No hay discursos que nos distraigan de la centralidad de la acción presente, así que el documental avanza sin interrupciones hacia la próxima obra en un lugar distinto.

En ese seguimiento nos desplazaremos a la playa Ballota, ( Asturias);  a Mataleñas y Langre, (Santander) en donde realiza el Mandala más grande del mundo; playa Torre de la Higuera, Matalascañas (Huelva); Dos Mourenitos, en Vila do Bisbo (Portugal), y la playa Sotavento (Fuerteventura). Pero la película no es una “road movie”, es un estar allí, empaparse de la belleza de imágenes únicas que nos ofrece la naturaleza, fusionarse en su atmósfera, sonidos, colores y regalarle el toque humano a través de la obra efímera inspirada y realizada por Codina con inestimable ayuda de Alejandra.

Pero la parte más emotiva nos llega cuando el artista nos muestra su convencimiento de que el arte, al ejercerlo, no solo sana el espíritu, sino que también tiene poder para vencer enfermedades físicas, y lo relata por sus propias vivencias, y alguna experiencia con personas muy cercanas a su entorno.

Ese hermoso principio desde un punto de vista científico casi utópico, cobra un gran sentido físico en la película cuando, en las últimas secuencias nos sorprenden con el montaje inesperado de fuerzas positivas, aunadas por diferentes personajes que crean una atmósfera casi mágica con la voluntad de potenciar y vencer cualquier fuerza negativa de la naturaleza. Una potencialidad que gira en espiral en torno a Alejandra, entendiendo el porque y resultando altamente emotivo.

Una película que no pretende llenarse de oropeles, pero que nos convence por su sencillez y modestia, llena de intenciones positivas y autenticidad. Nos identificamos fácilmente con los personajes porque se muestran cercanos, se mueven en la verdad y son universalmente humanos: tanto en la corporeidad como en la espiritualidad.

Pepe Méndez