Con la voluntad de los creadores de ambos lados del Atlántico podemos forjar alianzas, que tengan un impacto en el audiovisual y que tengan un impacto final en nuestras audiencias.


¿Dónde se originan tus relaciones con España?
Norteado fue mi primera película, que hice como guionista y productor, gracias a los apoyos que recibimos de Cine en construcción. Pudimos acabar la película y estrenarla en Toronto y en San Sebastián, y fue una película que abordó el complicado tema de la inmigración desde un punto de vista más positivo y yo diría más afable. Y ahí se inició mi relación con España, aunque yo había estudiado producción en la ESCAC de Barcelona.


¿Cómo conectas tú la función de productor con la de guionista?
Creo que ambos roles se complementan de una manera muy orgánica, en el sentido de que creo que, tanto el trabajo de guionista como el de productor es algo muy creativo. Se tiene la idea del productor de puro, contando el dinero y con el látigo para que todos trabajen, pero creo que, al menos desde mi perspectiva, el oficio de productor tiene que ver con la manera de cómo propiciar las mejores condiciones, no solo para el personal, sino para la creación. Como productor, escribo el guion y yo decido quién va a dirigir esa película, le digo: Ah, esta esta chica o este chico me gusta lo que hace y creo que él podría llevar este guion a un buen estadío, o podría proponer algo más. Entonces creo que ahí es dónde empieza esa labor de productor y luego, ya que tienes al director y al equipo creativo, y dices: OK, vamos a conseguir el dinero, vamos a conseguir los recursos y luego creativamente decides dónde invertir la mayor parte de energía, recursos, amor, todo para que el proyecto florezca. Entonces creo que al igual que el trabajo del director, o el guionista, es una tarea bien creativa, los productores somos obviamente el pararrayos del proyecto.
La obra es de todos, porque ahora este sistema enaltece la labor del director, pero en realidad ¡el cine es una labor tan colectiva!
Todos los puestos son claves y ese mecenazgo yo lo veo, no tanto hacia el director, sino para el proyecto.

He observado que también te has dedicado a la docencia y a la lectura de guiones.

Dar clases es una experiencia infinitamente enriquecedora. Doy clases en el Centro de Capacitación Cinematográfica de México y convivir con los guionistas es algo que se vuelve sumamente enriquecedor en dos vías; porque trato de darles y compartir la experiencia, pero también ellos comparten su visión, películas nuevas, conceptos más recientes. Para lo que busco como creador se vuelve un alimento para el alma.


Se ha hablado muchas veces del mercado Iberoamericano como una ilusión. Me llama la atención que siempre se ha aspirado a un mercado Iberoamericano pero que no se terminaba de alcanzar. Con las plataformas y la globalización de los contenidos, tú crees que es ahora cuando tiene más sentido y se puede materializar el mercado de habla hispana?


Creo que tiene todo el sentido. Creo que depende de la voluntad de los creadores de ambos lados del Atlántico para que podamos
forjar alianzas, que tengan un impacto en el audiovisual y que tengan un impacto final en nuestras audiencias. Con esas voluntades y esas alianzas podríamos generar mejores títulos, no solo en películas, sino también en series, en el que nuestras audiencias salieran ganadoras, porque un caso como Ocho apellidos vascos, que es una película que triunfó muy bien en España, la llevas a México y no funciona porque está fuera de su contexto. Y tienes una película como. No sé aceptan devoluciones, la película más exitosa de taquilla en México, en España no va. Hay una cierta afinidad con las historias más locales en cine, pero creo que también tenemos que ser más ambiciosos y más arriesgados, aprovechando esta lengua común y elementos comunes y cultura e idiosincrasia, que pudieran propiciar que desarrollemos mejores contenidos que funcionen a ambos lados del Atlántico.
Hay películas muy buenas. Como El secreto de sus ojos, que funcionó muy bien en Latinoamérica y funcionó muy bien también en España. Quizás Relatos salvajes es otro título que funcionó. Por el lado mexicano tenemos Tu mamá también, que es una película o Amores perros que ha funcionado muy bien tanto en España como en México y que no son unas películas solo de arte, sino que también creo que tienen elementos en común, que hacen que la audiencia se comunique con ellas.
Casi en el paraíso es la nueva película que estamos terminando. Es quizás la película más más ambiciosa del cine mexicano, a estrenarse en el 2024. Está basada en una novela mexicana mítica de Luis Spota, que no se conoce mucho fuera de México, pero en México es una novela que muchos conocemos. Podría decir que es el primer best seller mexicano. Se publicó en 1956, y entonces se convirtió en un en un título viral, que tanto las clases populares como la élite leyeron y encumbró al autor a ser considerado el enfant terrible de las letras mexicanas. Hablando de puntos en común con audiencias ibéricas, tengo la esperanza que sea una película que pueda funcionar en España.


¿Crees que las coproducciones de series van a más?

Creo que van a más porque también hemos aprendido que cruzando narrativas y cruzando elementos locales se puede tejer un entramado universal, que además propicia el talento, no solo de guionistas, fotógrafos, directores y productores, sino también de actrices y actores, puedan integrarse en ese entramado, que permita que las historias viajen mejor.