(HUBO MUJERES VALIENTES)

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Año: 2024

País: España

Dirección: Arantxa Echevarria/ Guion: Arantxa EchevarriaAmèlia Mora

Reparto: Carolina Yuste, Luis Tsar, Victor Clavijo, Nausicaa Bonnin, Pedro Casablanc, Diego Anido, Íñigo Gastesi…

Música: Fernando Velázquez/ Fotografía: Javier SalmonesDaniel Salmones /Produccion  Bwfinguer, Atressmedia cine

Crítica:

      La película cumple su función como homenaje a Aranzazu Berradre Marín, esa policía joven riojana, recién salida de la academia que, con apenas 20 años aceptó el arriesgado encargo de infiltrarse en la banda terrorista ETA con el intento de desarticular el comando Donosti.   

     Imaginar, lo duro para una muchacha de su edad, tener que abandonar todos los lazos afectivos familiares y relación de amigos y compañeros, aceptar borrar su pasado para, con otra identidad nueva, plantarse en una ciudad desconocida y, sin arraigos de ningún tipo, introducirse en los hostiles ambientes aberzales en donde cualquier extraño era sospechoso, para ir ganándose la confianza de aquella gente. En esos 8 años, en que la banda anunciaba engañosas treguas como despiste para seguir con atentados por sorpresa, tuvo que seguir colaborando con ellos como si fueran más que colegas, hermanos o amantes, siempre con el alto riesgo de tener un desliz y ser descubierte, lo que supuestamente hubiera tenido un desenlace fatal para su persona y, por descontado, para la operación encomendada.

     Poniendo en valor esa especie de homenaje hacia la persona, considerando el interés documental que la película tiene para los que vivimos esa época y, reconociendo la calidad actoral de Carolina Yuste, Luis Tosar, Diego Anido, Pedro Casablanc y demás intérpretes, así como el interés de la directora Arantxa Echevarría por mostrar al País entero una de esas historias secretas, de personas valientes, capaces de sacrificar su vida por salvar la de otros a cambio de nada, -como fue el caso de Aranzazu Berradre Marín– y en momentos máxima de turbulencias, así que, reconociendo el valor sentimental, creo que cinematográficamente no está a la altura.

      No quiero decir que las 2 horas de película no sean amenas, pues se ven con interés, sobre todo, aquellos que tengan conciencia de cómo funcionaban las cosas en las alturas de la política, estrechamente ligadas a lo que pasaba en la calle.

      Pero la película es desigual en su desarrollo, no muestra la pasión requerida por la historia real para que nos emocionemos. Oculta demasiados detalles para que la narración adquiera verdadera intensidad. El personaje principal de Aranzazu, el eje del argumento carece de contenido humano, del pasado y del presente, tiene una importante misión que asumir sin garantías humanas y profesionales, y eso, apenas adquiere relevancia en el film. ¿Qué tipo de personaje es que no duda? ¿O sí lo hizo, por que no lo incluye en la historia que nos cuentan?

       El guion es demasiado plano, claramente adolece de profundidad dramática en parte, por haberle vaciado de identidad humana anterior y posterior al encargo de la misión y dejarla en un personaje frio y lejano, por eso no nos emociona tanto cuando vivimos los momentos de más riesgo, aunque reconozcamos el valor de lo que están haciendo, queda, como el valor literario de una novela fría, la acción se desarrolla distanciándonos íntimamente de los personajes con los que debemos empatizar y sentir la emoción, el peligro y la angustia  que ellos sientes.

Lo mejor de la película es que se aprecia honestidad en contar esa historia. Así que Arantxa Echevarria ha evitado hacer una película política, ni tampoco una película de estudio social de la época, solo el sacrificio valiente, casi inconsciente, de un personaje que vale la pena recordar porque arriesgó su vida en unos momentos muy dolorosos para una gran parte de la sociedad de este País.

         Una película interesante de ver, que no es perfecta, pero tiene buena factura técnica, interpretaciones sobresalientes y narrativa amena con la intención de contar una parte de verdad de nuestro pasado reciente que, a algunos les parecerá ficción.

Pepe Méndez