La fuerza del bien hacer

Año: 2025/ Duración: 85 min./País: España

Dirección: Roberto Jiménez

Guion: Pedro García RíosRodrigo Martín

Reparto: Mina El Hamman, Manuel Morón,Pilar Gómez, Jorge de Juan, Alicia Molino,…

Música: Claudia Lively. Canción: Javier Ruibal

Fotografía: Tote Trenas

Dexiderius Producciones AudiovisualesBalance Media EntertainmentMalas Compañías

Género: Drama | Inmigración

Sinopsis y comentario:

Amira es una chica joven marroquí que llega a España buscando un futuro mejor, pero no tiene papeles en regla para trabajar como temporera, así que le contratan de una manera ilegal con menos sueldo y trabajando más. Amira debe ayudar a su madre y a sus hermanos pequeños, acepta las condiciones. A los pocos días, Justino, un señor mayor que vive solitario en una extensa finca apartado del mundo, la atropella accidentalmente mientras va al pueblo con su coche a vender los tomates que cultiva en su huerto. Asustado llama a su hermana Araceli y ambos la llevan al Hospital, en donde la ingresan unos días, sin poder trabajar. Amira se siente angustiada y teme que la expulsen y, Justino, sintiéndose culpable quiere indemnizarla y no saber nada mas de ella, pero su hermana la convence para que la acoja en su aislada casa hasta que Amira pueda reincorporarse al trabajo.

Pedro García Ríos y Fernando Martín escriben un guion situado en una zona rural del sur, con varios mundos que se cruzan, o viven en paralelo sin mezclarse, guiados cada uno de los personajes por intereses muy propios y distintos de los demás, en donde se pone en evidencia el egoísmo y la falta de empatía por el dolor ajeno y la explotación del débil, en una palabra; el caciquismo que, como en el western clásico, confronta sensibilidades entre vecinos que terminan por devorar al más débil, que puede que sea el más honesto.      

En ese cruce de intereses: encontramos al ambicioso cacique, que como el personaje que interpreta Robert Ryan en Los implacables (1955/Raoul Walsh) “no quería desviarse de su camino con tal de ser el dueño de toda Montana”. Este cacique de “La tierra de Amira” se siente poderoso rodeado de súbditos que les ríen las gracias -sea por temor o porque creen poder beneficiarse de su amistad sacando algún provecho de ella -en fin, la mezquindad humana-. Alrededor de él está la explotación y el servilismo, las trampas legales para proteger al delincuente, si este es amigo, y frente a él se encuentra el tipo ya mayor, lleno de honestidad, pero que su escepticismo le hace optar por tomar una postura sedentaria, casi de misántropo, hasta con su propia hermana que se desvela por su bienestar, hasta que descubre la fragilidad social de la joven Amina a la vez que su fuerza vital y su entereza por responder a la gratitud, con honesta gratitud.

No suceden muchas cosas, seguimos el desarrollo puntual de cuatro personajes principales y el entorno en el que se mueven diariamente, a través de eso momentos vemos sus aspiraciones, unos con sus grandes ambiciones, otros con sus dificultades para superar el día y llegar al siguiente, y alguno otro, intentando conservar su ideal de vida en un mundo en tan rápida transformación que dificulta su adaptación, pero que al final descubre el valor humano de entregarse desinteresadamente a fomentar las relaciones con otros seres que nos necesitan.

La tierra de Amira es una pequeña buena película que, sin gran alarde técnico ni espectacularidad dramática. representa con dignidad una realidad cercana, y nos alerta sobre cual es la posición correcta que debemos tomar para que no nos avergoncemos como personas. En el aspecto técnico buena fotografía y unas excelentes interpretaciones de Manuel Morón y de Mina El Hamman.

Pepe Méndez