Debo ser de esa minoría a la que ni le interesó ni le gustó “El Orfanato” (me parece sobrevalorada), primer film de J.A Bayona.
Eso sí, “Lo Imposible” me parece una buena película, cine español que puede ser visto y entendido en cualquier parte del planeta.
Este segundo trabajo de Bayona está batiendo records de taquilla y es un modelo de cine comercial bien realizado.
“Lo Imposible” tiene un excelente título que permite varias lecturas.
Parte de un guión bien estructurado y contiene escenas muy bien resueltas, excelsas, como esos 9 minutos en los que el tsunami te absorve.
Uno de sus puntos fuertes es su reparto, donde destaca el joven Tom Holland, el que está mejor de todos, pero a su lado brillan con fulgor Naomi Watts y Ewan McGregor, junto a todo el conjunto y donde los niños Samuel Joslin y Oaklee Pendegast, desmintiendo a Hitchcock y a mi buen amigo Ruiz de Villalobos, están espléndidos. Geraldine Chaplin y Marta Etura tienen dos breves apariciones.
Estamos ante un film de actores donde increiblemente transmiten todos una sensación de realidad absoluta.
Bayona muestra con maestria el terrible tsumani del 26 de diciembre de 2004 en el que murieron casi 230.000 personas y que afectó a principalmente a Indonesia, Tailandia, Sri Lanka y las Maldivas. Sabe manejar el tempo y el ritmo es el preciso, pero tengo la sensación de que se queda algo en la superficie y de que tiende a lo comercial en exceso, dado que la excelente banda sonora la usa como recurso narrativo tendente a la emoción y la lágrima fácil. Otro aspecto que flaquea es la elección del inglés como idioma, en lugar del castellano, dado que cuenta la historia de una familia española, creo que habría sido más lógica y natural esta opción.
El film que tiene elementos del cine de catástrofes de los 70, se sale de los caminos trillados en varios momentos para mostrar un realismo en el que el espectador revive experiencias trágicas como las de “Titanic”.
Un suceso devastador es mostrado como algo que puede fomentar lo mejor del ser humano, la solidaridad y al mismo tiempo alguna mezquindad menor.
Lo mejor del film reside en la casi casual escena en la que se reune toda la familia y donde los dos pequeños están espectaculares, una muestra de esperanza en el ser humano y muestra real de aquello que puede parecer imposible. El final es algo brusco. Rodada entre agosto de 2010 y marzo de 2011 en Alicante y en Tailandia.
El score de Fernando Velázquez es muy meritorio y el libreto de Sergio G. Sánchez también. Los efectos especiales y la ambientación son de lujo
José López Pérez