(Mas que unidos genéticamente)

Año: 2024

Duración: 120 min.

País: Francia

Dirección y guion: Christophe Honoré

Interpretes: Chiara Mastroianni; Catherine Deneuve; Fabrici Luchini; Nicole García; Melvil Poupard; Stefania Sandrelli…

Música: Alex Beaupain

Fotografía: Rémy Chevrin

Coproducción Francia-Italia; 

Sinopsis:

Chiara Mastroianni, presionada por todas partes por la figura de su padre, decide devolverle a la vida a través de sí misma. Se hace llamar Marcello, se viste como él y pide que la consideren ahora un actor, no una actriz. La gente que la rodea cree que se trata de una broma pasajera, pero Chiara está decidida a no renunciar a su nueva identidad.

Crítica:

Una ensoñación caprichosa atribuible a Chiara Mastroianni, inducida por una peregrina idea del director y guionista Christophe Honoré, transportan a la hija del gran Mastroianni al paroxismo de sentirse su padre, sin que se justifique razón alguna psicológica o trastorno mental para suplantar su personalidad y creerse que realmente es él. Tampoco como hecho dramatúrgico queda explicado, motivo por el cual sales de la proyección con gran desazón y sentimiento de vacío. Te arrastra la tristeza de haber visto un ser perdido que no sabe quien es, enganchada, se supone, en los recuerdos de los personajes interpretados por el actor, que pesan mucho más en la balanza que su relación afectiva paterno filial, pero que ella ha idealizado hasta el punto de querer transmutarse en esa figura y dejar de ser ella misma.

Una lástima, porque en el primer tramo de la película tiene momentos que podrían ser brillantes si las expectativas que se abren sobre la narración de tan luminoso personaje se cubrieran, pero cualquier discurso dramático coherente queda embarrado y oscuro como un discurso surrealista con códigos que más bien son un capricho baldío. Meritorio es, eso sí, el trabajo interpretativo de la hija del divo de “La dolce vita”, pero a medida que avanza la proyección van surgiendo unas relaciones decadentes y lastimosas que no te dejan disfrutar de otros aspectos cinematográficos como es la empatía con los personajes en su faceta interpretativa.

Aquello que hubiese podido ser un homenaje al gran personaje y lo que significó en su época, con sus ricas y variadas caracterizaciones como demostración de la complejidad del ser humano y las relaciones hombre/mujer en una parte de la sociedad latina y, en un momento en que la creatividad del cine italiano era la vanguardia de Europa, creando tipologías y comportamientos sociales a los que Mastroianni hacia brillar, pero que viendo la película de Christofe Honoré, produce cierta tristeza que la haya convertido en otra cosa mas cercana a una frivolidad insustancial.

El encuentro de Chiara (metida en el papel de Marcelo) con su madre (Catherine Deneuve) del cual uno espera ciertas expectativas positivas, tampoco se cumplen y, aunque siempre es agradable ver en pantalla estrellas que han brillado tanto, en “Marcelo mio” ese encuentro que pretende ser una relación tierna, lo que desprende es una extraña frialdad impostada que nos produce desazón y cierta tristeza.

 Un experimento que pretende ser original pero mal embastado, que pese a tener algunas secuencias aceptables, en su conjunto es bastante floja.

Pepe Méndez