
(El ocaso de las estrellas)
Año: 2024/ Duración: 86 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Gia Coppola/ Guion: Kate Gersten
Reparto: Pamela Anderson, Kiernan Shipka, Brenda Song, Jamie Lee Curtis, Dave Bautista
Música: Andrew Wyatt
Fotografía: Autumn Durald
Producción: Utopia, Digital Ignition Entertainment, High Frequency Entertainment, Pinky Promise
Género: Drama | Cine independiente USA
Sinopsis:
Una experimentada bailarina debe planificar su futuro cuando su espectáculo cierra abruptamente tras una carrera de 30 años. Como bailarina de cincuenta años, se debate por saber qué hacer a continuación. Como madre, se esfuerza por reparar una tensa relación con su hija, que a menudo pasaba a un segundo plano en su vida.
Crítica:
Como experiencia de vida, The last showgirl es una de estas películas que nos muestra una gran derrota como ser humano de alguien que ha supeditado toda su existencia a conseguir el éxito como artista, pero que no ha sabido equilibrar las diferentes facetas que nos ofrece la vida para sentirse plena en la fase postrera.
Buena película, pero que nos deja una deprimente sensación, debido a que la historia arrastra durante todo el metraje una tristeza inmensa, siguiendo a unos personajes, Shelly y Annette (Pamela Anderson y Jamie Lee Curtis) que han ido tomando decisiones equivocadas durante años por puro egocentrismo; un ansia poco medida, con tal de estar en el centro de atención del espectáculo y de sentirse vivas, deseadas, sin llegar a plantearse en ningún momento -porque se evidencia en sus cortas reflexiones que sus cerebros no les da para más- sobre las falsas vanidades y la volatilidad de la juventud y belleza, cuando eso es lo único que se posee como tesoro.
Cinematográficamente, y bajo mi punto de vista, un discurso justificado desde el principio, pero que no evita al espectador un sentimiento de desolación. No niego que pueda haber otras perspectivas de entender la historia que la vean como la exaltación de la entrega a una meta, aunque el coste final pueda llegar a ser una ruina.
Gia Coppola no ha querido, no ha sabido o no se ha atrevido a plantear el tema, también desde el punto de vista social, aunque es justo reconocer que, en cierta manera ya queda algo implícito en el tratamiento, tal cual lo expone como resultado final, pero no abre el abanico despiadado que supone a quedarse descolgado de derechos sociales por no haberlos previsto, en una economía como la norteamericana, que es una selva y que no tiene piedad cuando caes en el pozo de los marginados, por mucha consideración que te hayan podido tener en otro tiempo.
Se me ocurre que el desarrollo de «The last Showgirl» está en la línea de películas como “Fat City” (1972) John Huston; “Million Dólar Baby” (2004) Clint Eastwood, o la española “Juguetes rotos” (1966) de Manuel Summers. Incluyendo también en esta lista «El crepusculo de los dioses» (1950) Billy Wilder. En ellas podremos ver algunas similitudes comparables, aunque no literales, dignas de revisión.
Narrativamente tiene buen ritmo, la historia se sigue con enorme interés, tanto en lo referente a la parte humana como en lo espectacular de puesta en escena, aunque a la Coppola le interesa más centrarse en lo que ocurre entre bastidores que en el show del escenario -que también nos muestra- y los intérpretes se encarga de volcar en sus personajes toda la carga pesada de sus dramas y sus soledades logrando un perfil de personajes profundamente emotivos dentro de su soledad, o precisamente por eso.
Un film que quizá no contentará a todos los espectadores pero que hay que tener muy en cuenta porque tiene sus valores y, en menor medida, su crítica.
Pepe Méndez
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