Un viaje onírico al pasado donde se desdibujan las líneas de la realidad
The Northman es una experiencia hipnótica. Un trance ritual. Va más allá de lo que ofrece el cine en estos tiempos. El equipo de Robert Eggers es capaz de embarcarte en un violento viaje al pasado donde transitas de la mano de los dioses y la magia, de las fuerzas de la naturaleza, la tierra, el agua, el fuego, el viento. Los polos interdependientes de lo masculino y lo femenino. Y finalmente un viaje por la vida y la muerte.
El tercer film de Robert Eggers es la consagración de su estilo. Un director meticuloso, con actuaciones impecables. Sabe crear atmósferas únicas e impactantes. Juega con la tensión magistralmente, suministrando tiempos donde navegas en una calma engañosa para después sumergirte en poderosas escenas que te golpean con fuerza. Su ritmo es elegante porque no es la montaña rusa a la que nos acostumbran los blockbusters. Sabe medirlos para crear punzadas en tu pecho. Cada una de ellas va sumándose hasta dejarte en un estado de shock y que no tengas otra solución que dejarte llevar por la propuesta. Hay tanta información en cada plano y escena que el cine de Eggers necesita una digestión posterior, donde todo se va aposentando y gana con el tiempo.
El director planifica una puesta en escena con una sola cámara, normalmente grúas que pueden elevarse y moverse por todo el recorrido. Gusta de planos secuencia largos, ensayados una y otra vez hasta que la tensión y la fuerza traspasan la cámara. Su empleo de la composición es soberbio, primeros planos que te sumergen en los estados emocionales, cercanos y a veces teatrales que prefiere mantener antes de usar el contraplano. En los momentos solemnes prefiere suaves movimientos de grúa para transmitir la crudeza y las costumbres del norte. Y cuando se sumerge en la violencia opta por los planos secuencias sin interrupción. Sin olvidar el empleo de los puntos de fuerza visuales y el color únicos gracias a su director de fotografía habitual, Jarin Blaschke. Los dos són un tàndem virtuoso que sabe arriesgarse y crear momentos que quedan impresos en tu retina a pesar del paso del tiempo.
Cómo es habitual en su cine el equipo de Eggers ha profundizado en la mitología y el folclore hasta el último detalle. Ha consultado a antropólogos, arqueólogos e historiadores. Así que los rituales, la cocina, los vestidos, peinados, objetos cotidianos, las casas, los barcos, las armas, todo está preparado al milímetro. Hay verdadero respeto por atraparte en el espíritu de la época. Han hecho pocas concesiones y te aseguro que verás la cultura vikinga como nunca la has visto en un film. Apenas he detectado, gracias a un amigo versado en la historia vikinga antigua, dos elementos que salen un poco de su pulcro respeto por los detalles del pasado y son bastante anecdóticos. El primero es que los vikingos no llevaban el cabello largo sino que en toda Europa en el siglo X se lucia media melena. Esto mismo lo confiesa el propio director en una entrevista y comenta que le dio un poco de rabia pero decidió transgredir el rigor histórico. Y el segundo es que una espada no puede romper una cota de malla, aunque la espada en cuestión es mágica y podríamos entender que es debido a su poder. Imaginaos ahora cómo se han trabajado los detalles.
El diseñador de producción Craig Lathrop y la diseñadora de vestuario Linda Muir son otros de los colaboradores habituales del director. Han realizado un fino trabajo de capas, todo es rico en matices, te puedes recrear en cada shot. El actor principal Alexander Skarsgård decía que había tal mimo de detalles que no tenía que actuar, solo vivirlo. Gracias a su generoso presupuesto han podido construir una aldea vikinga con barcos largos y barcos mercantes empleando los materiales más cercanos a la época. Algo asombroso es que The Northman cuenta con un presupuesto alto de 90 millones, lo cual es una maravilla para el tipo de film que es.
Para la historia se toma como referencia la leyenda nórdica de Amleth. Narración que aparece en La Gesta Danorum (también llamada Historia Dánica o Danesa). Un texto del siglo XII atribuido al historiador Saxo Gramático. En el tercer tomo aparece una versión primitiva de la historia de Hamlet (que inspiró la más famosa obra de Shakespeare 400 años después), cuyo protagonista es Amlodi o Amleth.
En The Northman nos encontramos ante una historia de venganza sencilla. Sin gran profundidad psicológica. Desde mi punto de vista el principal hilo conductor es el diálogo entre el mundo real y el mundo de lo sobrenatural y lo ritual. Y ahí es donde su propuesta es única.
Es sabido que Robert Eggers quería rodar el film en nórdico antiguo. El estudio se negó y al final solo se mantiene en los rituales y las canciones. A mi parecer estos momentos son increíbles y la musicalidad de las palabras le confiere una fuerza muy especial. Como pasa también en el filme de Apocalypto de Mel Gibson rodado en el idioma indígena maya yucateco
El filme tiene vocación literaria, ya cada diálogo parece en verso, y disfruta de una rima y potencia dignas de las grandes epopeyas. Aun así parece que la idea inicial de Eggers y su coguionista el poeta islandes Sjón, era llevar este trabajo mucho más allá. Sin embargo en los pases de prueba el público se encontró con un filme demasiado críptico. Así que simplificaron diálogos y escenas. El director ha sido muy sincero compartiendo su experiencia y más de una vez ha expresado que no es el montaje que quería. Debo confesar que después de ver el filme no soy capaz de imaginar que quería hacer. Me sigue pareciendo una propuesta personalísima y especial.
Más allá de los problemas en la sala de montaje o de guión, el equipo vivió un rodaje extremo. Las localizaciones naturales estaban emplazadas en Irlanda en zonas con durísimas condiciones climáticas. Algunos coordinadores de acrobacias revelaron que había sido la peor experiencia de sus vidas. El propio director explicaba en una entrevista:
“Jarin Blaschke, mi director de fotografía, comenta siempre que estamos muertos de frío, con las barbas congeladas, me dice “un día vamos a hacer una película sobre picnics en la época victoriana. Sol, bádminton y limonada. Pero me temo que en el guión que acabo de terminar, en los dos primeros actos llueve en cada escena y en el último, nieva. No puedo evitarlo.”
Esta crudeza y la violencia son elementos omnipresentes en el filme. The Northman es un film calificado para 16 años, tiene escenas de alto contenido violento y hechos muy impactantes. Aunque en general predomina un estilo elegante para explicarlo. El propio director usa la violencia en su cine para despertar a la audiencia sus propios juicios. Pero no es un filme moralista sino que trata con respeto a los personajes y la historia.
El director de fotografía ha empleado la película analógica, exactamente las emulsiones 35 mm Kodak Vision3 50D 5203, Vision3 250D 5207, Vision3 200T 5213. Y las cámaras Panavision Millennium XL2, una opción excelente para grúa, la Arriflex 435ES perfecta para efectos especiales y la Arri 235 ideal para emplearla al hombro y como cámara ligera. Sorprende muchísimo la elección de las emulsiones sobretodo para la noche que ha trabajado con Iso 80 (sobre exponiendo el material ⅓ de diafragma). El propio DOP comentaba que su enfoque es el más directo posible. Buscando en todo momento la esencia, efectuando los mínimos cortes entre escenas. El trabajo de capas y la riqueza de información crean imágenes de una gran complejidad visual en los que puedes recrearte. Si te fijas siempre ves algo diferente. Son planos densos para sumergir al espectador en un tempo visual único.
Las noches del film son increíbles. Blaschke’s trabajó con 80 ISO, todo un reto que necesita de una cantidad de luz increíble para ser capturado. Eso deja una noche muy limpia de grano o textura y al mismo tiempo consigue matices en las sombras. Siempre es muy complicado el trabajo de bajas luces empleando película analógica. En estas escenas nocturnas busca recrear la propia visión humana ya que los ojos pierden la información de color en la noche. Todo parece que sea en blanco y negro, las antorchas y las lamparas crean ráfagas de colores cálidos sin información de rojos, empleando una combinación de filtros cyan para conseguirlo. Muchas de las escenas parecen muy naturales, provienen de fuentes de luz ambientales (hogueras, antorchas, lámparas), sin embargo hay un montón de luz artificial para poder recrear esta atmósfera natural. Jarin Blaschke trabaja cada film con una estética única y eso se nota en el film.
En cuanto al elenco de actores volvemos a un casting insuperable. Cada actor es perfecto para su papel y hasta los secundarios destacan magistralmente. Muy memorables los momentos de William Dafoe y Nicole Kidman. Salen poco pero cuando aparecen disfrutan de cada plano, juegan con los papeles como de una partitura in crescendo.
El protagonista Alexander Skarsgård tiene un pequeño arco de transformación muy bien solventado y dos direcciones en el acting que realiza soberbio. Sabe transmitir salvajismo y poder y al mismo tiempo manifestarse débil y retraído. Anya Taylor-Joy en el papel de Olga del Bosque de los Abedules vuelve a entusiasmarme ya que viaja entre lo corporal y lo etéreo, como una mensajera entre dos mundos. Es cierto que tiene escenas y diálogos bastante teatrales pero son parte del estilo del film y a mi parecer funcionan.
Debo confesar que lo único que me ha molestado un poco es el empleo de los FX’s, sobre todo la escena inicial y final. Demasiado limpios y duros, una estética que me dispara un poco las alarmas por su cercanía con los videojuegos. Sorprende por el contraste con algunas otras escenas como las estrellas nocturnas que no tienen la suficiente nitidez. Aun así el resultado final del film es excelente.
Y llegamos a uno de los puntos claves, la banda sonora de los compositores Robin Carolan y Sebastian Gainsborough. En la elección de instrumentos y sonidos eliminaron los ruidos sostenidos de cuernos y los tambores por razones históricas. Los trompetistas medievales no podían coordinarse tocando todos a la vez y no hay registros de tambores en la cultura vikinga. Es una banda sonora hipnótica, radical, que funciona con ambientes vibrantes, zumbidos, gritos de guerra, y con la fuerza intimidatoria e inflexible del destino. A ratos te sientes transportado al ritual, atrapado por el poder de lo sobrenatural.
The Northman es una propuesta única. Un viaje hacia la cultura vikinga como nunca la has visto hasta ahora. El equipo de Robert Eggers se consolida en este tercer film con maestría, dominando los recursos del cine y ofreciendo a través de sus 2 hr 17 min una experiencia inmersiva entre dos mundos que no puedes perderte.