Divertida sin complejos

País: Francia

Dirección: Laurent Tirard

Guion: Laurent Tirard. Novela: Fabcaro

Música: Mathieu Lamboley

Reparto

Benjamin LavernheSara GiraudeauKyan KhojandiJulia PiatonFrançois MorelGuilaine LondezSébastien Chassagne.

Sinopsis

Adrien tiene 35 años, es neurótico e hipocondríaco y está estancado en una crisis de madurez. Durante una cena con su extensa familia, su novia no contesta sus mensajes y su estúpido cuñado le pide que se encargue de hacer el discurso de su boda. ¿Qué podría ir peor?

Crítica:

Con muchísima frescura, desparpajo y sentido del humor, Laurent Tirard nos ofrece una comedia divertida, en donde nos irá narrando las neuras y efectos psicológicos que le producen la separación sentimental de su actual compañera. El tema central no es nada original, pero si lo son la puesta en escena de unas elucubraciones casi esperpénticas que no le dejan relacionarse en paz con su entorno ni con él mismo.

La energía que derrocha el personaje en cada escena, su desinhibición en mostrar lo que piensa y siente sin ningún pudor y con la máxima espontaneidad, son la esencia portadora que engancha desde el primer minuto al espectador, a seguirle casi sin respiro, con gran simpatía y humor, en esa senda de reflexiones de Adrián, que embauca a todos, incluido el propio personaje, que se siente solo, frágil y abandonado sin querer aceptar por qué.

El director, que es evidente tiene gran talento para la comedia -mostrado en películas como “Las aventuras amorosas del joven Moliere” (2007) “El pequño Nicolás” (2009) o, “Un hombre de altura”(2016), en donde interviene la deslumbrante musa belga, Virginie Efira-  va desgranado la historia con una serie de efectivos recursos hilarantes que en ocasiones nos pueden recordar al entrañable humor de Roberto Benigni o, -en algún momento que se dirige a la cámara- a los Hnos. Marx, o al sesudo Allen, pero Laurent Tirart, crea su propio ritmo interno encarnado por un actor, Benjamín Lavernhe, que ha sabido captar y traspasar al espectador la esencia que requería ese personaje y esa historia.  

Puede que no sea trascendente, pero si estoy convencido que es una película para disfrutar sin complejos, que nos divertirá  y, probablemente, nos hará olvidar posibles problemas esa tarde/noche que decidamos pasar una hora y veintisiete minutos viendo “El brindis”.

Pepe Méndez