Título original: Minamata
Año: 2020
Duración: 115 min.
País: Reino Unido
Dirección: Andrew Levitas
Guion: David Kessler, Andrew Levitas
Música: Ryuichi Sakamoto
Fotografía: Benoît Delhomme
Reparto
Johnny Depp, Bill Nighy, Hiroyuki Sanada, Tadanobu Asano, Katherine Jenkins, Jun Kunimura, Lily Robinson, Ryo Kase, Masayoshi Haneda, Yosuke Hosoi
Sinopsis
Nueva York, 1971. Tras sus celebrados días como uno de los fotoperiodistas más venerados de la II Guerra Mundial, W. Eugene Smith se siente desconectado de la sociedad y de su carrera. La revista Life lo envía a la ciudad costera japonesa de Minamata, cuya población ha sido devastada por el envenenamiento por mercurio, resultado de décadas de negligencia industrial. Smith se sumerge en la comunidad y sus imágenes le dan al desastre una dimensión humana desgarradora.
Crítica:
TOMOKO VEMURA EN SU BAÑO fue una de las fotografías mas emblemáticas del reporterismo del siglo XX. Considerada una obra de arte y denuncia social, se ha calificado como “una imagen que representa el amor en medio de la tragedia”. Eugene Smith, su autor, declaró que “hablaba a través de sus fotografías por aquellos que no tenían voz”.
En la piel del creador de esa inmortal foto se mete Jonny Deep – también gran aficionado a la fotografía- dirigido por Andrew Levitas, artista polivalente que además de cineasta es escultor, pintor, escritor y fotógrafo, y parece ser que esa afinidad con el actor le ha llevado a producir y realizar El fotógrafo de Minamata, segundo largometraje dirigido por el norteamericano Levitas.
La película se centra en los últimos años de Smith cuando, aun relativamente joven entra en la decadencia personal, algo desengañado y descreído por todas las experiencias vividas en la segunda guerra mundial y otros conflictos sociales que le habían convertido en un alcohólico, también algo irresponsable en sus compromisos profesionales y familiares, pero seguía conservando su gran sensibilidad para inmortalizar imágenes captadas a través del objetivo de la cámara.
La historia en si misma ya es suficientemente intensa y, en esta ocasión Deep contiene con razonable inteligencia su manido histrionismo, para tratar de enmarcar al personaje tanto en su contexto como en el estado de ánimo por el que transitaba el fotógrafo en aquel momento, a fin de darle autenticidad, y creemos que, con su esfuerzo contenido de gran actor, su interpretación se acerca bastante a una imagen creíble del fotógrafo en aquel trance.
La película, en su conjunto está llena de interés, revelándonos detalles que emocionan y desgarran, en una aventura de denuncia por esclarecer la verdad en una lucha desigual, parecida -simbólicamente- a la que libra Don Quijote contra los gigantescos molinos de viento, cuya arma más potente para hacer que florezca la verdad es su cámara. Aún así, creemos que la narración es desigual y le falta destreza para extraerle toda la potencialidad dramática que ciertos pasajes requieren para que eclosionen con máxima efectividad dramática.
No obstante, el film está contado con elegancia y respeto hacia todos los personajes, destacando la presencia Hiroyuki Sanada, introduciendo siempre con su presencia, serenidad y control a la escena través de su discreto saber estar en todos los actos en las que aparece, y llenando de carisma con su media sonrisa contenida, su mirada limpia y llena de sinceridad, cada plano en la que ella se refleja, pues lo hace con profundo respeto de su causa, con tenacidad y con amor, contraponiéndose al extraño carácter del fotógrafo que simbolizan bien el abismo cultural de dos mundos, dos mentalidades diferentes, unidas en una causa esencial para el ser humano universal.
Pepe Méndez