(El vengador era ella)
País: Francia/ Año: 2023/ Duración: 101 min.
Dirección: Vincent Pérez
Guion: Vincent Pérez, Karine Silla
Reparto: Roschdy Zem, Doria Tillier, Guillaume Gallienne, Damien Bonnard,…
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Lucie Baudinaud
Sinopsis:
París, 1887. En una sociedad en rápida evolución, el duelo es el último lugar donde uno puede defender su honor. Clément Lacaze, carismático maestro de esgrima, se encuentra atrapado en una espiral de violencia destructiva. Conoce a Marie-Rose Astié, una feminista adelantada a su tiempo, y decide enseñarle el complejo arte del duelo. Enfrentarán provocaciones y se unirán para defender su respectivo honor.
Crítica:
Película pulcra. Sin fisuras narrativas ni aportaciones creativas artificiosas. Nada de discursos extravagantes ni estridencias visuales que nos distraigan de la esencia de la historia que quiere contar y que está claramente elaborada en un guion con pocas grietas en las que te puedas perder. Vicent Pérez como director, se ciñe a poner en imágenes con trazos de cine clásico una narración que tiene muchos matices y retrata dignamente la mentalidad de defender el honor con duelos, generalmente a muerte, asumida en la sociedad francesa y europea de finales del siglo XIX, costumbre que trascendía de muchos siglos antes, y que con frecuencia creaba verdaderas tragedias familiares.
La película, parece estar inspirada en algunos hechos contrastados, con personajes femeninos que por su rebeldía ante el menosprecio del hombre hacia la mujer dejaron huella en la sociedad de su tiempo, bordeando ya la entrada del siglo XX, época en que las sufragistas luchaban por conseguir el voto en Inglaterra, y otras, como Marie Rose-Astié, personaje muy principal de la película, desafiaban la leyes machistas en solitario, en un tenaz intento de ejemplarizar su condición femenina en la sociedad.
Aparte de un desarrollo dramático que va creciendo en todo momento, una puesta en escena muy digna, una fotografía que ha logrado captar la época sin necesidad de mostrar la tenebrosidad, sino que le da aire de representación operística con toques de luminosidad primaveral francesa; por todo ello, y por unos personajes que cobran vida real en las figuras de unos intérpretes que defienden a sus personajes con sobriedad ellos, y con gracia y deslumbrante belleza en el caso de Doria Tillier, encarnando a Marie Rose, todo eso, decía, convierte “El profesor de esgrima” en un film reseñable, con un interesante tema, unas cuantas escenas estimulantes y, como obra en su conjunto nos producirá satisfacción haber visto.
Pepe Méndez
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