LA VIDA ES UNA GRAN SORPRESA
País: Suecia
Dirección y guion: Ruben Östlund
Reparto
Harris Dickinson, Charlbi Dean, Zlatko Buric, Dolly De Leon, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Sunnyi Melles, Jean-Christophe Folly, Iris Berben, ver 13 más
Coproducción Suecia-Francia-Reino Unido-Alemania;
Plattform Produktion, SVT, Film I Väst, arte, Coproduction Office, arte France Cinéma, Eurimages, ZDF/Arte, Imperative Entertainment, BBC Films, ver 14 más
Sinopsis
Tras la Semana de la moda, Carl y Yaya, pareja de modelos e influencers, son invitados a un yate en un crucero de lujo. Mientras que la tripulación brinda todas las atenciones necesarias a los ricos invitados, el capitán se niega a salir de su cabina, a pesar de la llegada inminente de la célebre cena de gala. Los eventos toman un giro inesperado y el equilibrio de poder se invierte cuando se levanta una tormenta que pone en peligro el confort de los pasajeros.
Premios
2022: Premios Oscar: Nominada a mejor película, dirección y guion original
2022: Festival de Cannes: Palma de Oro (mejor película)
2022: Premios BAFTA: 3 nominaciones incl. mejor guion y actriz sec. (De Leon)
2022: Globos de Oro: Nominada a mejor película comedia y actriz sec. (De Leon)
2022: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actriz sec. (De Leon)
2022: Critics Choice: Awards: Nominada a mejor comedia
Comentario:
Por lo sorprendente, por lo divertida y por lo original, El triángulo de la tristeza es una película única e impagable. Una especie de locura genial en la que cada secuencia tiene un tratamiento diferente al anterior, algunas de ellas cercanas al dislate, pero todas con su toque provocador y divertido, bordeando el surrealismo. Algunas disparatadas y otras llenas de sutileza y fina psicología, como la conversación de la joven pareja a la hora de pagar la cena, tratando de esclarecer el correcto comportamiento en el rol de sexos en el controvertido momento actual. Un cine difícilmente comparable con cualquier otro, y una manera de contar que quiere ser única. Aparte del resto de su filmografía, bastaría ver Square (2017) y la actual El triángulo de la tristeza, para convenir que difícilmente encontraremos parangón en el cine actual, y por eso, por insólita, descarada y atrevida hay que recomendarla, aunque incluya secuencias con imágenes tan provocativas y desafiantes como las extremas vomiteras de los pasajeros en el crucero de lujo, quizá no digeribles para todos los públicos. Un film inteligente, siempre poniendo el ojo en cosas que, por cotidianas se nos escapan a falta de una minuciosa observación y que, Östlund, buen observador del tiempo en el que vive, pone en valor.
Para situar a aquellos que no hayan visto la película, aclarar, quizá, que dentro de su indiscutible originalidad podemos asociar rasgos narrativos con Wes Anderson, por su jocosidad; con Buñuel, por su provocación en la parte surrealista; y, con los hermanos Marx, por su locura irrefrenable, todo ello siempre condimentado con unos diálogos mordaces propios de la comedia socarrona y el teatro absurdo de Beckett. Y puestos a dar referencias me atrevo a decir que olemos en la atmósfera de su cine un tufillo que nos recuerda al Lars Von Triers mas provocador.
Desde el principio del film, el director sueco nos introduce en una exposición encadenada de temas de caliente interés, tratados actualmente en los distintos medios de comunicación, y que perturban la sensibilidad de personas que componen diferentes estratos sociales, empezando por el casting de futuros modelos de pasarela masculinos, y siguiendo por la inmersión y asentamiento de unos jóvenes influencers y youtubers, en la alta escala social -narrado, siempre de una manera jocosa- y su fortuita e inevitable relación con viejos parias que sin escrúpulos han amasado grandes fortunas. Puede leerse, subrepticiamente, el sustrato social girando en la feria de la vida, sin que el tiempo cambie nada en la ambición humana y comportamientos por la ascensión al poder. Pero en realidad, aunque la película está articulada en una serie de situaciones con una estructura interna aisladas del resto, toda ella está narrada como un juego infantil, pero desarrollado por personas adultas que debido a su poder no se les puede negar nada.
En ese juego en el que nos introduce el director en la última parte del film, desarrollada en la isla desierta por los supervivientes del naufragio, Östlund se encarga de que los personajes cambien las reglas del juego seguidas hasta ese momento, ya que las circunstancias y situaciones imponen un cambio de orden en los roles de poder, y en esos cambios aflora la esencia natural de cada ser humano sin demasiada condescendencia por unas clases sociales u otras.
La película, dividida en largas secuencias en forma de sketches, trata de extraer el máximo jugo en cada situación, para ello cuenta con una serie de excelentes intérpretes, algunos tan conocidos como Woody Harrelson, casi irreconocible en el papel de capitán del crucero de lujo, pero la que sobresale es la malograda Charlbi Dean, pues, aunque todos están magníficos en sus correspondientes papeles, cuando ella aparece en la pantalla quedas seducido por su fuerza y su carisma.
Pepe Méndez