En paralelo al intenso trabajo de visionados de contenidos y negociaciones entre productores, distribuidores y compradores de sesenta países de todo el mundo, «Le Rendez Vous» de TV France International se convierte en un espacio privilegiado para presentar estudios sobre la situación de la industria audiovisual francesa. Unos informes que, más allá de permitir conocer con detalle cuál es la situación de este potente ecosistema económico y cultural, dan pistas de cómo debería afrontar el futuro, más o menos inmediato, el resto de la industria audiovisual europea y, por extensión, la de aquellos otros países donde la participación de dinero público en el cine y la televisión es mínimamente relevante.
Hay que tener en cuenta el volumen de la producción de programas de flujo (de concursos en magacines, pasando por programas de entretenimiento o reality shows) del conjunto de las televisiones francesas, se sitúa en torno a los 1.500 millones €. Una cantidad que va por encima del 25% de sus inversiones en contenidos de sus parrillas, de la que más del 80% se destina a contenidos provenientes de la producción audiovisual independiente; ante un porcentaje muy pequeño destinado a la producción interna de cada cadena televisiva. Un volumen de dinero que explica, también, la potencia de la industria audiovisual francesa, que acaba produciendo unas 44.000 horas de televisión cada año.
Como analizábamos en un anterior artículo sobre este mercado internacional que se celebra cada año en la ciudad de Biarritz, las ventas exteriores de la producción audiovisual francesa están protagonizando una época dorada, en constante crecimiento desde el año 2009, y que sitúa a este país como la tercera industria audiovisual en cuanto a exportaciones, detrás de Gran Bretaña y -lógicamente- de EEUU.
De los aproximadamente 200 millones de euros de ventas totales, veremos que las exportaciones de formatos se sitúan en torno a un 10% del total, con un ligero incremento entre el 2016 y el 2017. En todo caso, no representan una de las grandes fortalezas de la industria francesa -ni la de otros países. Y para qué?
Algunas respuestas han sido expresadas en la sala de actos del palacio que acoge la 24ª. edición de «Le Rendez Vous» de TV France International, por parte de la miembro del CSA (la autoridad audiovisual francesa) Nathalie Sonnac. Durante la presentación del 3er informe de este organismo sobre el tejido económico del sector de la producción audiovisual, Sonnac ha apuntado que la suma de la fragmentación de las audiencias, sumado a su «erosión» ante las nuevas ofertas audiovisuales ha significado una reducción los presupuestos entre un 2% hasta un 50% por minuto de programa, según los casos, lo que, sin duda, ha afectado las inversiones de las productoras en innovación de nuevos programas. Si a esto le añadimos que estos programas son estratégicos para la identidad de la cadena y la fidelización de su audiencia -especialmente los canales gratuitos, sean públicos o privados, tendremos un muy poderoso argumento para no arriesgar, o no experimentar, en este parte fundamental de la parrilla televisiva: o no cambiar programas que ya funcionan o, en todo caso, buscar formatos de éxito en el exterior. Sus creadores tienen entonces dos vías de internacionalización muy atractivas económicamente: o venden directamente el formato del programa si tienen una potente distribuidora detrás, o directamente se implican en su producción adaptada a cada país, a partir de empresas filiales o similares.
Para romper esta fuerte dependencia de formatos exteriores, la miembro del consejo del CSA apuntó la conveniencia de repensar las obligaciones en inversiones en programas de «stock» (desde filmes, series de ficción, pasando por la animación, los documentales o las retransmisiones de espectáculos culturales) que tienen las televisiones, para abrir el abanico a estas producciones.
Precisamente, el CSA presentaba al día siguiente una batería de propuestas para «refundar la regulación audiovisual», que incluyen una apuesta decidida por «amplificar el apoyo a la creación», mediante la diversificación de los mecanismos de apoyo, que afectarían directamente las actuales obligaciones de programación e inversión directa, que actualmente no incluyen los programas de flujo. Ni en Francia ni a ningún otro país europeo.
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