(EN BUSCA DEL SANTO GRIAL)

País: Francia

Dirección y guion: Charline Bourgeois-Tacquet

Música: Nicola Piovani

Fotografía: Noé Bach

Reparto

Anaïs DemoustierValeria Bruni TedeschiDenis PodalydèsJean-Charles ClichetXavier GuelfiChristophe MontenezAnne CanovasBruno Todeschini

Sinopsis:

Anaïs tiene 30 años y es inestable en lo económico y en el amor. Tiene un novio al que ya no ama. Anaïs conoce a Daniel, quien inmediatamente se enamora de ella. Pero Daniel vive con la escritora Émilie, y Anaïs se queda prendada de ella y de su seguridad en sí misma.

Crítica:

Si como dice la ciencia, la vida es movimiento, desde luego que Charline Bourgeois-Tacquetha, en su ópera prima, ha realizado una película que es pura vida. Porque su personaje principal, Anaïs, no para ni un momento de moverse para ir al encuentro de cosas que intuimos que para ella son viscerales, pero que no tiene demasiado planificadas, ya que su mente se deja llevar por sus impulsos emocionales, que son el motor de su vida, sin importarle ni plantearse las consecuencias, aunque sí tenga presente sus principios de honestidad moral.

Una película que trata los sentimientos, el erotismo, las relaciones sentimentales y, sobre todo la seducción, de una manera muy a la francesa, me atrevería a decir que en el cine ellos son los que mejor saben tratar ese tema. Cuando corresponde lo hacen con finura, con delicadeza y casi siempre encontramos en sus exposiciones un grado más de atrevimiento del que podemos hallar en cualquier otra cinematografía. Y cuando toca hacerlo con fiereza descarnada para desnudar la esencia del ser humano con sus debilidades, contradicciones, flaquezas o fortalezas sentimentales llenas de evocaciones eróticas y sexuales, lo exponen en la pantalla con mas atrevimiento y menos pudor que nadie.

Anaïs se lanza a vivir como un marinero a navegar, soltando amarras sin plantearse si el viento le va a ser favorable o no, pero está claro que ella quiere llevar en todo momento y sin titubeos el timón de su barco, que es su vida, a impulsos de lo que le dicte su corazón.

Charline nos sitúa desde el primer momento en el estado de inseguridad emocional del personaje con el que nos vamos a mover durante el trascurso de esta historia. Pero esas inseguridades de Anaïs no frenarán su determinación para negar cualquier relación que no le interese o, para urdir una trama que piensa que le ha de llevar a conseguir algo que, intuye, por la fluctuación de su corazón, que es de capital importancia para colmar su estabilidad emocional, así que se centra en conocer de cerca a una escritora de éxito a la que admira y que por casualidad se entera que es la esposa de uno de sus amantes. A partir de ahí empieza a cambiar la historia para todos y, aunque el espectador sospecha parte de lo que puede pasar, no siempre ocurre lo que esperamos ni en la forma ni en el tiempo, y además, la narración está contada con tal delicadeza y elegancia que nos seduce continuamente, a la vez que, la fuerza de los personajes llenan de positivismo la realidad de la trama.

La película se cuenta con ritmo y sin subterfugios técnicos, la cámara sigue a los personajes en sus pequeñas contradicciones y enredos cotidianos que aparentan sin importancia, pero que van llenado de contenido los conflictos que determinarán el futuro en el nuevo estatus de las relaciones sociales. En ese sentido, basta que uno cambie algo para que todo cambie alrededor en ese entorno.

Notable debut de Charline Bourgeois-Tacquet, con este largometraje cuyo desarrollo tanto se asemeja a la vida real, a la vez que impregnado de amor lúdico y, a la vez, de sinsabores que componen la vida diaria cuando el personaje pretende encontrar el ideal en el amor, y descubre la dificultad de retenerlo cuando cree haberlo encontrado. El film esta narrado con nervio, en un discurso emocional sin titubeos siguiendo la tradición de cineastas como Renoir, y más tarde, Truffaut, que filman la comedia con toques dramáticos de una manera tan peculiar, sin pausas en el ritmo, pero con el sosiego que el drama requiere, siempre en busca de la sorpresa en la próxima escena y llena de optimismo, tratada con la misma naturalidad familiar en los encuentros con el regocijo como al afrontar las decepciones. Las actrices Anaïs DemoustierValeria Bruni Tedeschi, con su presencia y encanto y -también con unas interpretaciones ajustadas y elegantes- ayudan a degustar este film tan lleno de energía y, parece que, verdad autoral, pues como referencia que ayuda a constatar esa teoría, vemos como en los créditos figura que el guion está escrito por la propia directora. Y una ópera prima casi siempre encierra manifiestas experiencias de su autor.   

P. M.

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