(Domando los corazones rebeldes)

Título original: Les Olympiades 

Año: 2021

País: Francia

Dirección: Jacques Audiard/ Historias: Adrian Tomine

Guion: Jacques Audiard, Léa Mysius, Céline Sciamma, Nicolas Livecchi. 

Música: Rone

Fotografía: Paul Guilhaume

Reparto: Lucie ZhangMakita SambaNoémie MerlantJehnny Beth

Sinopsis:

París, distrito 13, barrio de Les Olympiades. Émilie conoce a Camille, que se siente atraído por Nora, que, a vez, se cruza en el camino de Amber. Tres chicas y un chico. Son amigos, a veces amantes y, a menudo, las dos cosas.

Premios

2021: Premios César: 5 nominaciones, incluyendo mejor guion adaptado

2021: Festival de Cannes: Sección oficial

2021: Festival de Sevilla: Mejor actriz (Lucie Zhang)

Crítica:

Empecemos por la narración cinematográfica y uno de sus aspectos más delicados que, por vistos reiterativamente en la mayoría de producciones tenemos la impresión que se añaden solo con la intención de atractivo relleno que siempre da algo de morbosidad, todo lo contrario de lo que veremos en Paris, Distrito 13. Algún lector ya habrá podido intuir que nos estamos refiriendo a la utilización del sexo en el cine.

Hacía mucho tiempo que no veía una película en la que se tratara el sexo tan natural y desinhibido, con ausencia total de morbo y, abordado casi como un natural deporte juvenil en donde la fuerza de atracción de la naturaleza supera todos los prejuicios, pero que en el fondo e inevitablemente en algún momento, esa fricción con una persona afín crea poso en los sentimientos mas íntimos. En “Paris, distrito 13” todos los personajes tienen un carisma excepcional, pero especialmente Emilie (Lucie Zhang) que aun en sus contradicciones nos trasmiten su encanto. Muestran naturalidad ante los inconvenientes y abordan estos con inteligencia y algo de ironía, pero en el fondo con integridad moral.

Personajes jóvenes, con frescura y espontaneidad propios de la edad, que tienen dudas e inseguridades, que intentan huir de la monotonía y saben que eso les acarreará problemas a su intimidad emocional, pero que lo aceptarán imprimiendo gotas de sarcasmo e intentos de escapatoria de la rutina.

Cuatro personajes llenos de charming cuyas vidas se cruzan fortuitamente, y después de algunas experiencias parece que se alejarán para siempre, pero la casualidad y una dosis de sentimientos que han dejado huella en sus corazones hará que se recompongan y logren encajar de manera que, por momentos creíamos inverosímiles, unas historias que, aunque sea de la forma más kitsch resultan encantadoramente reconfortantes en sus desenlaces.

Para solidificar ese argumento Jacques Audiard se ha acompañado de tres guionistas, Léa Mysius, Céline Sciamma y Nicolas Livecchi, que inspirándose en tres narraciones cortas del creador de comics y escritor norteamericano Adrian Tomine, han construido el potente, aunque desinhibido corpus de unas historias cuyos personajes buscan cerrar ciclos de estabilidad en sus vidas.

Película rabiosamente moderna, inteligente, desprendida de esnobismo, a la vez que refleja las relaciones de esos jóvenes que son futuro y están ahí para alcanzar su centro de una manera tierna y tremendamente humana, aunque para conseguirlo deambulen por caminos y experiencias con los riesgos propios que asume el funambulista.

La realización de Jacques Audiard es inspirada, ágil, fresca, con un montaje dinámico acompañado de una banda sonora emotiva, pero que nunca coge cuerpo propio como para que pueda distraernos de la acción presente, sino al contrario, sin apenas percibirlo nos ayuda a centrarnos en ella -y es de agradecer-. En esa función artística colabora el buen gusto de no saturar la imagen con tonos musicales excesivamente altos, que frecuentemente sufrimos en tantos films actuales que hacen chirriar nuestros sentidos, y con frecuencia, disturban la clara audición de los diálogos. En el desarrollo de esta historia, la comunicación entre los personajes está más llena de carnalidad que de verborrea, los diálogos se limitan a ser breves e inteligentes, y con frecuencia, llenos de segundas intenciones, hecho que estimula el interés del espectador.

Si repasamos la filmografía de Audiard desde su ópera prima “Mira a los hombres caer”(1994) pasando por “De latir mi corazón se ha parado” (2005) hasta su penúltimo film “The Sisters Brother” (2018) veremos que “Paris, Distrito 13” no se parece a ninguna otra película suya anterior, aquí se aleja del drama para sumergirnos en una comedia de juegos sugerentes aderezado de texturas del cine clásico asiático, ha elegido el blanco y negro y, solo en unas pocas escenas que aparecen los personajes  comunicándose a través de las redes utiliza la imagen en color. No sé si las historias de Adrian Tomine, artista Norteamericano pero con parte de ascendencia asiática, y la actriz que encarna el personaje principal Lucie Zhang, habrán influido en esa atmósfera narrativa.

En fin, una película que, sin abordar una temática trascendente ni pretenciosa, disfrutas de ella desde el principio al fin, enganchándote al viaje de sus encantadores personajes, por su frescura, por su carisma y por su autenticidad, hasta el punto que añoras no poder encontrártelos a la salir del cine para felicitarles y desearles suerte en sus vidas. Y darles las gracias por el buen rato que te han hecho pasar. Al menos, esa ha sido mi impresión.

Pepe Mendez