Transformaciones del cine venezolano 1973-2015

Autor Alejandro Izquierdo
Editorial AB Ediciones ISBN 978-2-9593332-0-0

Bajo este singular titulo las personas interesadas en conocer la cinematografía venezolana pueden encontrar una radiografía de la producción de cine realizada especialmente entre los años reseñados.
Lo original que hace su autor es hacer una reseña de las películas, según géneros y periodos: El Boom (1973-1988), La crisis (1989-2004) y El Renacer (2005-2015), sus creadores, sus públicos y el contexto histórico-político en que se realizaron.
Alejandro Izquierdo ha realizado una exhaustiva investigación para su tesis doctoral, – El cine venezolano de ficción 1973-2015: Producción, géneros y públicos-, que le permite presentar una serie de datos y cuadros estadísticos sobre la situación económico-social de Venezuela, la explotación en salas del cine nacional, la repercusión social del cine, como reflejo de los problemas y ansias del pueblo venezolano.


También refleja las políticas públicas de los diferentes gobiernos hacia la industria del cine y su repercusión para la producción y difusión nacional e internacional. Esta compleja y poco habitual perspectiva se debe a la trayectoria de Izquierdo, como doctor en química (USB -Caracas y Oxford) y técnico en la industria petrolera. Posteriormente trabaja en distribución cinematográfica y mas tarde como profesor de historia del cine latinoamericano.


Es muy meritorio el trabajo de investigación y documentación realizado, que incorpora una amplia bibliografía y filmografía del cine venezolano y numerosas reseñas de críticas sobre obras y autores. Como antecedentes históricos, podemos recordar que la cinematografía de Venezuela dio sus primeros pasos ya en 1919 con la producción del largometraje La dama de las cayenas, de Enrico Zimmerman y Lucas Manzano. En 1942 Luis Guillermo Villegas fundó la compañía Bolívar Films, primera iniciativa venezolana para la elaboración cinematográfica de largometrajes, documentales y Noticieros. El desarrollo del audiovisual en Venezuela se debió fundamentalmente a iniciativas privadas, basadas también en la producción publicitaria y en la emergente televisión privada.
En 1958 la directora Margot Benecerraf presentó en el Festival de Cannes el largometraje Araya, que obtuvo el premio de la crítica. En 1959 Román Chalbaud finalizó la película Caín adolescente y en 1973 Mauricio Walerstein realizó el largometraje Cuando quiero llorar no lloro. Desde este momento es que parte la crónica del libro reseñado, con etapas de luces y sombras para el cine venezolano, condicionadas por las fuentes de financiación y por las políticas de los sucesivos gobiernos.

Sin duda se trata de una obra imprescindible para acercarse a una cinematografía poco conocida por el público en general, por no haber cruzado aún fronteras de forma considerable.