Año: 2023

Duración: 127 min.

País: Dinamarca

Dirección: Nikolaj Arcel

Guion: Nikolaj ArcelAnders Thomas Jensen

Reparto: Mads Mikkelsen, Amanda Collin. Simo Bennebierg, Melina Hagberg, Kristine Kujath Thorp,  Gustav Lindh.

Música: Dan Romer

Fotografía: Rasmus Videbæk

Coproducción Dinamarca-Noruega-Alemania; 

Sinopsis:

En 1755, el empobrecido capitán Ludvig Kahlen se dispone a conquistar los duros e inhóspitos páramos daneses con un objetivo aparentemente imposible: crear una colonia en nombre del rey. A cambio, recibirá un nombre real que anhela con desesperación.

Crítica:

Narrativamente es una de las historias más sólidas, compactas y mejor contadas, vistas en una pantalla en los últimos meses. El director, Nikolaj Arcel, no se apresura en dramatizar los acontecimientos que podrían crear mayor espectacularidad, al contrario, opta por mesurarlos y dejar que transcurran pausadamente, pero llenando de contenido cada secuencia con imágenes llenas de fuerza y vigor, aprovechándose de la portentosa sobriedad y elegancia que trasmite la presencia de Mads Mikkelsen en cada plano, interpretando al personaje de un capitán retirado, Ludvig Cathlen en su empeño, con autorización Real, de hacer fértiles unas tierras abandonadas, nunca cultivadas porque son un verdadero páramo, inservibles para cosechar cualquier cosa, pero que el señor de la comarca, un tirano que se divierte haciendo el mal, y su acólitos, se empeñarán en hacerle la vida imposible poniendo en marcha toda clase de crueldades para que desista de su proyecto.

En esta película todo es homogéneo, la belleza salvaje del paisaje, subyugante y tórrido a la vez, en donde los personajes se mezclan con la naturaleza como formando parte de ella, rostros curtidos en la dureza de la tierra que, como si esta fuese un animal salvaje intentarán domesticar con duro trabajo para sacar sus frutos que les ayude a subsistir. En esa lucha contra los elementos y contra el poder establecido, encarnado en el despiadado gobernador Schinkel, que se cree dueño y señor único de todo el condado, tanto de las tierras como de lo que se mueve en ellas y, así sean animales o personas se toma el derecho a disponer de sus vidas a su antojo y capricho con salvajes castigos, como si fuese un pasatiempo que le librara del aburrimiento.  

La tierra prometida tiene todos los ingredientes de un western europeo ambientado en la Escandinavia en el siglo XVIII, envuelto en una trama clásica de tintes Shakesperianos, conducida por un tenaz y duro pero noble personaje que, enfrentado a todos los elementos difícilmente desistirá de defender el proyecto que se ha propuesto conseguir.

Intrigas, odios, amores, lucha de clases, hambre, sudor, personajes malvados, políticos corruptos, venganzas, equívocos y, una solución sorprendente, hace de esta película un clásico moderno que vale la pena ver ahora, para saborear el cine bien hecho, sin trucos efectistas ni falsos maniqueísmos dramáticos e irreales. Una narración cinematográfica impecable en la que en muchos momentos nos mantiene tensos por la estoicidad de los rostros captados por la cámara, en la que se refleja un mundo de sentimientos internos ante la impotencia de abortar la crueldad producida por un ser enfermizo con poder.

El director danés Nikolaj Arcel, actualmente afincado en Hollywood, está valorado por sus trabajos como guionista y adquirió reconocimiento internacional como director cuando en 2012 ganó el Festival de Berlín con la película “Un asunto Real” -aunque ya era la cuarta película que dirigía- interpretada por Alicia Vikander y Mads Mikkelsen. En aquella historia había ciertos rasgos en el tratamiento del poder con la recién estrenada “La tierra prometida” (The bastard), en la que demuestra su gran madurez y dominio de los elementos que maneja para volcarlos al servicio de la obra y conseguir imprimir en ella una estética visual impresionante y una atractiva amalgama de angustia y seducción que solo encontraremos en aquellas películas que han quedado impresas en la lista de cine clásico.  

Pepe Méndez