(VIAJE A LA CONCIENCIA MÁS PRIMITIVA)
Año: 2022/ Francia
Dirección: Alice Diop
Guion: Alice Diop, Marie NDiaye, Amrita David
Fotografía: Claire Mathon
Reparto: Kayije Kagame, Guslagie Malanga, Valérie Dréville, Aurélia Petit, Xavier Maly, Robert Cantarella, Salimata Kamate, Thomas De Pourquery
Género: Drama |
Sinopsis:
Tribunal de Saint Omer. La joven novelista Rama asiste al juicio de Laurence Coly, una joven acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla a la subida de la marea en una playa del norte de Francia. Pero a medida que avanza el juicio, las palabras de la acusada y los testimonios de los testigos harán tambalear las convicciones de Rama.
Crítica:
Cuenta una historia que desde el punto de vista humano es difícil aceptar, aunque basta con leer las crónicas de sucesos de la prensa diaria para convencernos de que cosas parecidas suceden con más frecuencia de lo imaginado, por eso nos preguntamos -aun sabiendo que no obtendremos respuesta alguna- cual es la lógica humana de un cerebro capaz de maquinar y realizar con premeditación y frialdad un hecho que entraña tanta crueldad y dolor en un ser de su propia sangre.
La película podría ser una justificación para tratar de encontrar en esa mente algún atisbo de respuesta lógica, algún rasgo de desesperación, rabia, venganza o enajenación mental -aunque sea difícil de comprender cuando es un acto tan salvajemente premeditado- para que deje algún rasgo de humanidad a ese cruel comportamiento. Pero nada de eso parece pretender esta película, aparte de presentar el hecho en un juicio, desde el punto de vista dramatúrgico bastante plano, con una serie de discursos piadosos: desde los fiscales, pasando por los jueces, abogados, testigos y algunas respuestas de la propia acusada, que en nada clarifican su comportamiento, ni parece que le puedan servir de eximente de su máxima culpabilidad.
En línea paralela al juicio, el film presenta también a la joven novelista Rama, que sigue los acontecimientos. Rama está embarazada de pocos meses, hecho que se supone le produce un impacto mayor, seguida de una estremecedora y turbadora experiencia, pero cuyas anotaciones tomadas por ella de ese juicio servirán para que con el tiempo se conviertan en un libro de éxito.
Pese a la loa de algunas críticas que he podido leer con motivo de su estreno, Saint Omer: el pueblo contra Laurence Coly, y pese a estar inspirado en hechos reales, la puesta en escena dramática que hace la directora franco-senegalesa Alice Diop, me parece impostada, falsa, irreal, manipuladora, con subtramas forzadas y hasta cierto punto, insuficientemente desarrolladas para ser efectivas en su intención para despertar emotividad.
¿Dónde quiere llevarnos esta historia con personajes insensibles, apáticos? ¿Qué quiere extraer de ellos? ¿Quiere que empaticemos con la monstruosidad, que le comprendamos, que le perdonemos? Alice Diop se conocía hasta ahora como una directora de documentales, así que este es su primer largometraje de ficción, y parece ser que esa inexperiencia en manejar un drama de ficción tan intenso merecía un tratamiento más adecuado, algo que se evidencia en el resultado final, pues no ha creado seres justificables de su maldad, ni coherentes en su dolor, ni en su inteligencia o sus flaquezas. El perfil de los dos personajes principales se muestra poco desarrollado, dando a entender a través de los diálogos unos rasgos de su personalidad e inteligencia cuyo comportamiento real, y aptitud, nos induce a pensar lo contrario, hecho que dificulta la inmersión del espectador en el desarrollo de la historia.
Técnicamente es lenta y reiterativa en su lenguaje visual, describiendo “la nada” en repetidas escenas del film, siguiendo discursos literarios compasivos faltos de pasión. Por más que me esfuerzo no me puedo creer el tratamiento judicial, que termina en una rocambolesca exposición alrededor de una teoría científica sobre el postparto de la mujer y su relación inconsciente con el ser que ha dado vida, cuya unión vital, la madre retendrá por siempre. Poco acertado, por no decir sin sentido, la referencia que se quiere hacer con la historia clásica de venganza realizada por el mito de Medea.
A pesar de las imperfecciones del guion, de la evidente falta de nervio en su realización, de un montaje que requería mas intensidad en cada una de las secuencias para arrastrar la tensión al tramo final del film, he de reconocer que la historia sirve para plantearnos unos cuantos puntos de reflexión, muy válidos y adecuados al momento distópico que vive parte de la sociedad; falta de arraigo familiar, desubicación social, ausencia de valores, un excesivo egoísmo casi narcisista, y algunos motivos más que al final solo producen “vacio”. Y después del vacío ¿Qué?
Película imperfecta. Drama tan interesante, como duro puede resultar su visionado.
Pepe Méndez