El largometraje cuenta con la actuación protagónica de Leonardo Sbaraglia, quien interpreta a Santiago, un hombre de alrededor de 50 años, chef, dueño de un prestigioso restaurant y padre soltero, que se encuentra quebrado emocionalmente y a la deriva tras la ruptura de su relación con Luis (Alberto Ajaka), y emprende una desesperada búsqueda por amar y ser amado. Asimismo, se refugia especialmente en el vínculo entrañable que mantiene con Laila, su hija adolescente (Miranda de la Serna), en medio de una complicada convivencia. Es la historia de seres muy sensibles que solo buscan ser amados de verdad, a cambio de casi cualquier precio, poniendo en riesgo su propia dignidad.

Como argumenta su director Leonardo Brzezicki, la película no es autobiográfica pero es sumamente personal, o sea todos los temas que trata le interesan como ser humano, de cómo sanar determinadas heridas, cómo poder entenderse más, cómo querer de buenas maneras, amar a alguien y a sí mismo, cómo llenar un vacío.

Una película que se presentó ayer en el Festival de cine de Málaga donde nos vuelve a mostrar una vez más la gran calidad profesional y camaleónica de su protagonista principal, Leonardo, seductor, soberbio, dramático, sensible, divertido, todo lo que se espera de un gran actor que probablemente ha interpretado el papel más bonito de toda su carrera que huele a biznaga, goya y cualquier premio a su papel como actor protagonista y cuyo reparto se completa con Miranda de la Serna, Eva Llorach, Iván González, Alberto Ajaka, Tuca Andrada, Rodrigo dos Santos, Beatriz Rajland.