Publicado por Isa Capdevila, Historiadora de Arte .

EL CORAZÓN DEL GHETTO A ESCENA

Dirección: Rodrigo Cortés,

  • Fotografía: Rafael García
  • Diseño de producción: Laia Colet
  • Montaje: R. Cortés
  • Música: Víctor Reyes
  • Efectos: Alex Villagrasa
  • Vestuario: Alberto Valcárcel
  • Duración: 103 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: A Contracorriente
  • España (Love Gets a Room), 2021
  • Estreno: 3 de diciembre 2021

Con la magnífica película de Rodrigo Cortés , el cine español entra de lleno en el cine clásico desde los primeros segundos del plano secuencia con que empieza el film, siguiendo vertiginosamente a una espléndida Clara Rugaard por las callejuelas del ghetto de Varsovia, en 1942. Basada en hechos reales, y con voluntad de precisión histórica, la película nos arrastra por el dédalo de callejuelas devastadas de una ciudad en ruinas, dominada por el terror, hasta llegar al único lugar donde todo es posible todavía: el Teatro Fémina. Allí un grupo de actrices y actores se sube al escenario cada noche peleando el aplauso de un público exigente que ya no tiene nada que perder.

Entonces el drama histórico deviene en comedia musical. En escena, una magnífica y fiel adaptación de David Safier de la obra Milosc Szuka Mieszkania (El amor busca apartamento) escrita por el polaco Jerzy Jurandot y representada en el teatro Fémina de Varsovia en enero de 1942, pocos meses antes del inicio de las deportaciones. La obra  es un musical que cuenta cómo dos jóvenes parejas del ghetto se ven obligadas a compartir habitación por un error burocrático, y cómo el amor encuentra su sitio intercambiándolas, para corregir el error de la vida. Vibrante, divertida, capaz de conseguir que el público se ría de sus propias miserias, la obra teatral brilla con una iluminación y un vestuario deslumbrantes.

Tras el escenario, la oscuridad, las historias personales, la resistencia, la sordidez, el hambre, la enfermedad y la muerte rondan. Y las ganas de vivir, de huir del ghetto, de sobrevivir a toda costa.

El productor Adrián Guerra, junto a Rodrigo Cortés hizo posibles títulos como  Buried (2010), Emergo (2011), Luces rojas (2012), Grand Piano (2013) y Blackwood (2018) . En esta ocasión consiguen que una película de judíos y nazis hable de arte y cultura, de lo necesario que es el arte para afrontar la vida, para soportar la realidad. Una declaración de principios, de amor al teatro y de homenaje a las víctimas del genocidio.

La película se mueve entre la vida y su representación en escena, donde los actores tienen su propia historia real, sus sentimientos, y deben tomar decisiones vitales durante el transcurso de la obra. El presente es lo único que tienen, de ahí que sus papeles en la obra , optimistas y alegres, acaben confundiéndose en escena con su propia vida, creando situaciones improvisadas y expresando sus propias emociones. La ficción empuja y modifica la realidad.

Mención especial merece el sonido de la película , envolvente y modulado, y el arduo trabajo de investigación musical de Víctor Reyes que, para recrear las canciones de la obra (de las cuales solo se conservaban las letras) se basó en la música popular de finales de los años 30, así como en la música Yiddish.