Según los últimos disponibles, la TV paga llega actualmente a un 36% de los hogares de Latinoamérica. Esta ha sido históricamente una vía de financiación de los grandes grupos audiovisuales privados en cada país, junto a los ingresos publicitarios de los canales en abierto. Este escenario, muy estable durante décadas, estaría viviendo un acelerado proceso de cambio en los hábitos de consumo ante la entrada en el negocio de un nuevo y poderoso jugador: las plataformas OTT. Y es en este escenario que cabe entender la gran fusión acordada hace unas semanas entre dos gigantes de la televisión latinoamericana: Televisa y Univisión. Una fusión que va a traer consigo la puesta en marcha de una OTT dirigida no solo a México y a la comunidad latina en Estados Unidos sino al resto de países del continente. Una plataforma digital basada en contenidos propios -más allá del amplio catálogo que ya dispone Televisa, dirigidos directamente al público latinoamericano, y que se propone hacer saltar la barrera de los resultados obtenidos por la actual OTT de Televisa, Blim, la mexicana Cinépolis, o la argentina Flow.
Y es que las OTT de norteamerica han decidido ser también «locales» para el público del centro y sur del continente.
Producción local: fidelización de subscriptores y banco de pruebas de las OTT norteamericanas
Netflix lleva tiempo apostando por producir nuevos contenidos en los principales países donde se concentran sus subscriptores, ya sea en Europa -con Francia y el Estado español como ejemplos- como en Latinoamérica. Veamos algunos datos recientes: En Colombia, ha abierto sede en Bogotá y está preparando treinta producciones para este año y el próximo, que se sumarían a los 175 millones de dólares USA que lleva invertidos en este país desde el 2014; en México las producciones originales se elevarán a cincuenta, con una inversión total de unos 300 millones de dólares USA, y en Argentina, pronto estrenará una nueva serie, la continuación de dos, así como un programa de show. Estos datos ilustran a la perfección las conclusiones de un reciente estudio académico realizado por los investigadores Antoni Roig , Judith Clares y Jordi Sánchez de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, «Largometrajes originales de ficción de Netflix: un análisis de las estrategias de estreno». Según este estudio, «Netflix ha elaborado una estrategia mucho más diversa y global de lo que inicialmente aparentaba en los estrenos de sus producciones originales». Y que, en este sentido, «Netflix no ha actuado de una sola manera, sino que está muy atento a cómo producir en un determinado territorio que le resulta interesante».
El hecho que otras OTT, como Amazon Prime, hayan también iniciado un recorrido similar, está ofreciendo nuevas oportunidades a los productores independientes, que ahora tienen más puertas a donde llamar, no solo pensando en series sino también en largometrajes. Y a su vez, esta estrategia supone un reto añadido para las televisiones, que tienen que competir contra unas producciones de mucho mayor coste que las tradicionales telenovelas en su propio país. La competencia está servida.
OTT: un crecimiento abrumador
A finales del año pasado, la consultora Digital TV Research pronosticaba que las subscripciones a OTT en Latinoamérica ascenderían a más de 100 millones en el 2025. Meses más tarde, Dataxis incrementaba la cifra a 131 millones, cosa que supondría una penetración en más de 2 de cada 3 hogares de la región. Si se calculaba que en el 2019 la cifra era de poco más de 42 millones, y que según Strategyc Analitycs.
Dos factores han sido determinantes en este proceso: las enormes y continuadamente renovadas ofertas de contenidos de ficción -especialmente series de alto presupuesto- vinculadas a las OTT y la mejora y ampliación de las redes de banda ancha (ADSL y sobretodo fibra óptica) en las zonas urbanas del continente. Contenido y acceso digital se han dado la mano, y las empresas cableoperadoras -subministradoras de connexión a internet- han encontrado en la demanda de contenidos por streaming un producto -o más bien un servicio- que les permite fidelizar clientes y atraer de nuevos.
Si la puesta en marcha de Disney+ ya fue un hito de gran repercusión en toda la región, el anuncio que en el próximo 31 de agosto se le sumaría Star+, que ofrecerá los contenidos deportivos de ESPN más un paquete de series para público adulto, sumará un nuevo y potente jugador en el negocio de las plataformas SVOD.
Y en estos últimos días se han producido dos noticias que sintonizan con la dinámica de concentraciones empresariales en el sector: Primera, la fusión de Warner Media (HBO y CNN) con Discovery Communications. Mientras los primeros buscaban más contenidos de gran atractivo, los segundos dan el salto a las plataformas, viendo que el terreno donde se habían especializado exitosamente, ser canales de referencia de la TV paga, está menguando a gran velocidad. Y segunda, la posible absorción de una de las major históricas, Metro-Goldwing-Mayer, por parte de Amazon. Ya hacía tiempo que corrían rumores sobre una compra o absorción de MGM, alguna de las cuales apuntaba hacia a Apple TV+, muy necesitada de catálogo. Pero, finalmente, la balanza parece decantarse hacia la plataforma Prime Video, que ya cuenta con producciones mexicanas y argentinas.
Ante todo ello, la operación Televisa-Univisión, podría no ser un caso aislado en Latinoamérica. Europa ya ha puesto en marcha diversas iniciativas para hacer frente a las OTT norteamericanas. En la Gran Bretaña, la BBC y el principal operador televisivo privado, ITV, pusieron en marcha una OTT compartida, Britbox, que se está expandiendo en países de lengua anglosajona de otros continentes. Y Francia ha inaugurado recientemente una OTT que es una iniciativa conjunta de los principales canales de televisión públicos y privados, Salto.