Un homenaje a la familia y al cine clásico
Dirección: Santiago Segura
Guion: Marta González de Vega, Santiago Segura
Música: Roque Baños
Fotografía: Ángel Iguacel
Reparto
Santiago Segura, Toni Acosta, Martina D’Antiochia, Luna Fulgencio, Sirena Segura, Calma Segura, Loles León, Carlos González Morollón, Luna Lopez, Wendy Ramos, Diego Arroba «El Cejas», Carlos Iglesias, Candela Haro,
Producen:
Bowfinger International Pictures, Atresmedia Cine, Sony Pictures Entertainment (SPE), Amazon Prime Video
Sinopsis:
Se acercan las Navidades. Los niños rompen accidentalmente una figurilla del Belén de colección de su padre y deben conseguir por todos los medios una igual, el problema es que es una pieza única de anticuario. Precisamente el suegro de Javier, el padre de Marisa, será acogido en la casa familiar para pasar las fiestas tras su reciente separación, lo cual no dejará indiferente a la madre de Javier, Milagros. Rocío, la folclórica de la familia, que hacía de Virgen desde hace varias Navidades, es relegada este año a hacer de pastorcilla, algo que su padre, Javier, no está dispuesto a asumir.
Comentario crítico:
Santiago Segura vuelve para refrescarnos el verano con “Padre no hay mas que uno, 3” y en verdad que consigue amenizarnos la tarde con un guion muy logrado en el que todos los personajes, tanto grandes como pequeños, tienen su protagonismo destacado en cada momento, repartiendo las subtramas equitativamente entre ellos dentro de la trama general, con un desarrollo medido, equilibrado y lleno de gracejo para todos los públicos y, fino sarcasmo para los mayores, en el que trasmite, a través de escenas que podrían ser viñetas de cómic, su parte de humor inteligente, sencillo y, algo picarón.
Entre solución de pequeños conflictos y congojas que se les presentan a todos los componentes de la familia y que los padres, Javier y Marisa (Santiago Segura y Toni Acosta) deben sortear con mucho tacto y grandes dosis de comprensión está, el de entender, como padre, la realidad de que su hija mayor ha crecido muy deprisa y ahora, tiene que aguantar diariamente en casa al pesado novio de esta -de nombre, Ocho- (Diego García) como si fuese un hijo más, con los consabidos soliloquios que eso produce. O sea que, la familia crece y con ello la dificultad de entenderse se hace mas compleja.
Marta González de Vega y Santiago Segura como guionistas, han sabido amalgamar una serie de pequeñas historias que se dan en cualquier familia, y desarrollarlas con mucha armonía y trato exquisito de comedia amable y constante sonrisa que discurre sin pausa, con unos diálogos llenos de sarcasmo que refuerzan su ritmo y mantienen la narrativa en alza con vivencias que, por ser tan comunes, las sentimos familiares, como si estuviésemos viviéndolas en ese momento con ellos, así que nos ayudan a sentir su casa y su peculiar familia como si fuese la nuestra.
Sin lugar a dudas, “Padre no hay mas que uno,3” es la mas lograda de la saga que; con una puesta en escena rica y colorista, entramos con naturalidad en esa atmósfera propia en la que está situada la historia: las semanas previas a la Navidad y la inquietud de los mayores por tenerlo todo organizado cuando lleguen las fechas, sobre todo, para mantener viva la ilusión de los niños. Así que la película es un homenaje a la tradición, a la familia y al cine mismo a través de unos guiños introducidos en el guion que hace referencia a aquella película mítica de Fernando Palacios, “La gran familia” de la que se cumplen ahora 60 años de su estreno.
Excelente es, también, la interpretación de todos los actores, con una espontaneidad y soltura especialmente reseñable de los mas pequeños, que los hace entrañables y llenos de ternura, al interpretar sus personajes como si de un juego se tratase, aunque en esto, algo mucho tendrá que ver el director y los medios que haya puesto al servicio de los niños para conseguir los resultados apetecibles.
Otro dato destacable es el toque de glamour y fantasía de la primera escena con la que nos sorprende en un intento de relajante ensoñación, que de verdad creo que es de agradecer, y que acertadamente lo integra inteligentemente en la historia como un agradable aperitivo. De la misma manera que aprovecha esa misma escena para poner fin a las historias.
Pepe Méndez
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