El encuentro de un hombre muerto por arma de fuego en los jardines del bosque de Boulogne, es el inicio de una de las grandes apuestas de nuevas series policíacas de la prolija producción francesa, ambientada en el París de los tiempos de la Belle Époque de inicios del siglo pasado.

Una serie que nos adentra, en sus seis capítulos, en una densa trama de proxenetismo, chantaje y corrupción, donde el protagonista de la investigación, el inspector Antoine Jouin, interpretado magistralmente por Jérémie Lahuerte, tendrá que conseguir culminar su investigación en un clima de misoginia y homofobia, que interpela directamente a la audiencia de 2023.

Se trata de una esmerada y ambiciosa producción, detrás de la cual nos encontramos con el prestigioso guionista Fabien Nury de showrunner, el mismo que creó la exitosa serie precedente o, si se desea, primera temporada, Paris Police 1900.

Tinieblas en la ciudad de la luz

Fabien Nury y Jérémie Lahuerte en la entrevista celebrada durante les Rendez Vous à Paris de Unifrance. Fotografía de Conxita Miró i Pla

Nury explica, en una entrevista en exclusiva para ÀreaVisual, que el guion de la serie tiene detrás una ingente tarea de investigación, documentación de todo tipo: fotografías, periódicos… Y destaca el análisis realizado con los cuadros de la época, «que le dan el color, la atmósfera de la época» que le ayudaron a dar la imagen «el look de la serie». Todo este material le ha permitido mostrar en pantalla otra visión de la Belle Époque mucho más oscura que la que tenemos en nuestro imaginario. Hablamos de una estética gótica, que envuelve la trama policial, y que poco tiene que ver con el «París de postal».

Es en esta «realidad loca de la época» que describe Fabien Nury, llena de duros conflictos de odio, como el antisemitismo – tema central de la serie precedente, «Paris Police 1900»- que ahora nos traslada, cinco años más tarde , en «la policía de la moralidad» y los estragos de la sífilis. Una enfermedad de la que la homosexualidad será el chivo expiatorio: «La homofobia no es lo mismo en tiempos de la Belle Époque que ahora, evidentemente. Hoy no hay leyes que le amparen, pero el chantaje de la vergüenza todavía existe; por tanto, son temas bien contemporáneos».

Y en medio de estos prejuicios y liderando la investigación criminal tenemos al inspector Antoine Jouin, de quien Jérémie Lahuerte destaca que «es un policía con valores, guiado por el sentido de la justicia». Y añade que «una serie ambientada en la historia permite hacer de espejo de la realidad actual».

Respecto a los valores diferenciales que aporta una producción como esta, Nury señala que «soy francés y eso se entiende, no he hecho un viaje en el espacio, he hecho un viaje en el tiempo con esta serie. Verá cosas que son bien representativas de un país y de una época, y también un amor por género negro que es universal. Y el mestizaje es la vida; mis influencias son asiáticas, italianas, americanas, rusas… de todo tipo».

Un creativo transmedia

El cómic francés, la «bande dessinée», tiene una larga tradición, con una muy importante industria editorial y un gran grupo de creadores que han ofrecido, dentro y fuera de su territorio, una bien diversa alternativa al mainstream norteamericano, a menudo pouando en la historia para ofrecer una mirada, muchas veces tan irreverente como atractiva. Y Fabien Nury es un exponente.

La cuidada documentación de esta serie, está bien presente en la elaboración de reconocidas novelas gráficas suyas como Il était une fois en France o La muerte de Staline, una descarnada sátira sobre la dictadura soviética que fue adaptada años más tarde al cine, en una exitosa película de la que él mismo fue uno de los guionistas. (Y hay que decir que de estas dos obras, lamentablemente, no se ha hecho ninguna edición todavía en catalán).

Sobre los elementos comunes entre estos dos lenguajes narrativos, Fabien Nury señala que «las similitudes son la elipsis, el ritmo -o dice mientras charla los dedos de la mano, el explicar muy en pocas imágenes, la necesidad de hacer avanzar rápidamente el relato». Y en cuanto a las diferencias, «hay dos. La primera es la vida, los actores. Jeremie ofrecerá muchas expresiones en un plano, pero en el cómic sólo puedes expresar una por viñeta. Y la otra gran diferencia es el sonido, es la música. Es muy difícil dar miedo con un cómic, porque el que da miedo es a quien no ves». Sobre esta segunda gran diferencia, Jérémie Lahuerte destaca «el factor inmersivo del sonido»; uno de los elementos cuidadosamente trabajados en la serie.

Paris Police 1905: serie que expresa, de nuevo, el atractivo internacional de la ficción francesa, con grandes creadores, actores y actrices y productores.